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Cumbres europeas ineficaces

Por Fernando Martín
miércoles 23 de julio de 2014, 13:48h
En los días previos a las cumbres que, con cierta periodicidad, celebran los jefes de Estado y Gobierno de los diferentes países que integran la Unión Europea, se depositan ciertas expectativas para resolver la profunda crisis financiera y económica.
No obstante, los resultados de dichos encuentros no sólo no aportan soluciones sino que agravan la situación. Las desavenencias entre los países se basan, principalmente, en el riesgo que representa la pérdida de soberanía nacional.

Parece evidente que el incumplimiento de los criterios de estabilidad fijados por la Unión Europea exija una intervención más activa por parte de ésta. Sin embargo, se debería atender a la especificidad de cada país en estudio.

Así, en el caso de España, las medidas aprobadas con carácter de urgencia por el Ejecutivo en mayo de 2010, comportaron un fuerte plan de ajuste presupuestario que ha tenido continuidad en el Gobierno actual. A pesar de ello, las tasas de déficit público impuestas desde Europa se fijaron para un escenario de crecimiento económico previsto en 2012 del 2,3 por ciento.

La realidad difiere de las proyecciones establecidas hace dos años. Si atendemos a la cifra ofrecida por el FMI, se registrará un decrecimiento del 1,7 por ciento del PIB, en el caso del Banco de España la cifra es dos décimas inferior. Por ello, no resulta coherente mantener un objetivo de déficit público del 4,4 por ciento a final de año ante un panorama de recesión como el actual.

Los planes de austeridad acometidos por las diferentes administraciones públicas no pueden constituir la única vía a la salida de la crisis. En el entorno europeo, Alemania ya ha señalado la conveniencia de adoptar medidas de crecimiento económico complementarias a las políticas de recorte. En este país, también se ha registrado una menor tasa de aumento del PIB en el último trimestre de 2011.

Parecen haber advertido que el principal mercado exportador de productos alemanes es el europeo, y que por tanto, la asfixia económica de los países de su entorno produce un efecto boomerang sobre el PIB alemán.

En el caso francés, se apunta la implantación de una tasa a las transacciones financieras internacionales para contribuir de una forma más equitativa a la recuperación económica. Con esto, es decir, a través de la implementación de medidas unilaterales, sin consenso por el resto de países, ni abordaje de forma conjunta, se profundiza la debilidad del edificio europeo que entre todos nos propusimos construir.

En resumen, los países que integran la locomotora del tren de los veintisiete miembros de la Unión Europea, deben admitir la permanente interrelación de las economías, así como las negativas repercusiones que comportan la imposición de políticas económicas de absoluta rigidez en los llamados países periféricos. ||
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