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Contrabando en familia en El Prat: maletas llenas de tabaco, un carrito robado y un bebé con dinero en el pañal
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Contrabando en familia en El Prat: maletas llenas de tabaco, un carrito robado y un bebé con dinero en el pañal

viernes 18 de julio de 2025, 11:00h
Ni en una comedia de enredos habría salido tan redondo el guion. Un joven pasajero que llega a Barcelona cargado con maletas llenas de tabaco de contrabando, su pareja escondiendo 1.000 euros en el pañal de su hija pequeña y, por si fuera poco, un carrito de bebé robado por el camino. Todo esto ocurrió en la Terminal 1 del aeropuerto de El Prat, donde la Guardia Civil puso fin a una surrealista aventura familiar que acabó con un detenido, un alijo intervenido y un cochecito devuelto a sus legítimos dueños.

Lo que parecía una tranquila llegada a la Terminal T1 del Aeropuerto de Barcelona-El Prat se ha acabado convirtiendo en un episodio esperpéntico que mezcla el contrabando, el ingenio (poco afortunado) y un robo de película… pero de humor. La Guardia Civil de las terminales pratenses, en colaboración con la Agencia Tributaria, ha informado este viernes de que el pasado día 1 de julio detuvo a un ciudadano francés, de 26 años, acusado de un delito de contrabando tras descubrir que transportaba nada menos que 3.910 cajetillas de tabaco sin precintos fiscales —valoradas en 23.460 euros— ocultas en cuatro voluminosas maletas. Pero el guión todavía tendía algunos giros inesperados, porque la familia del arrestado escondió mil euros en el pañal de su hija y acabó robando un cochecito de bebé para intentar escabullirse en una escena digna de un film de serie B.

De Banjul con escala en Casablanca

Según fuentes del Instituto armado, el pasajero francés, que había volado desde Banjul con escala en Casablanca, fue detectado por agentes del Grupo de Inspección Aduanera y Apoyo (GIAA) y la Unidad de Análisis e Investigación Fiscal y Fronteras (UDAIFF), al considerar sospechoso el equipaje facturado a su nombre. Al atererrizazar en las pistas pratenses, el arrestado y su pareja decidieron añadir un nuevo episodio a su aventura dando un giro de tuerca a sus fechorías: sustrajeron un carrito de bebé a unos padres distraidos y lo usaron para huir discretamente hacia los baños con su hija menor de edad.

En los aseos, según consta en la investigación policial , la pareja intentó manipular las etiquetas de las maletas para despistar a los agentes y evitar el control aduanero. Y como guinda del pastel, la mujer escondió mil euros en efectivo dentro del pañal de su hija, al parecer por miedo a que también les confiscaran el dinero y no solo el tabaco de contrabando.

Mil euros legales... si no se esconden

Aunque esconder billetes en un pañal puede parecer creativo, la realidad legal es otra buien distinta: dentro del territorio español no existe un límite para portar efectivo encima, siempre que su origen sea justificable. El único límite es que hay que declararlo si se superan los 100.000 euros en cash o los 10.000 si se viaja desde o hacia el extranjero. En el caso de la pareja francesa, no había obligación de declarar, pero sí un claro intento de ocultación.

Todo el tabaco intervenido quedó depositado en la Aduana del aeropuerto, ya que su valor supera ampliamente los 15.000 euros, umbral a partir del cual el transporte de cajetillas sin declarar se considera delito de contrabando, conforme a la Ley de Represión del Contrabando. En cuanto al carrito robado, fue localizado rápidamente por los agentes y devuelto a la familia legítima, que prefirió no presentar denuncia tras recuperar su cochecito, después del mal trago sufrido.

Moraleja: los agentes siempre son más listos

El joven francés detenido fue puesto a disposición del Juzgado de Instrucción nº4 de El Prat de Llobregat, donde tuvo que explicar ante el juez no solo el porqué de las casi 4.000 cajetillas de tabaco que intentaba introducir en españla de matute, sino también el insólito conjunto de decisiones que convirtió su paso por el aeropuerto en todo un esperpento digno de un guion cinematográfico interpretado por muy malos actopres. La Guardia Civil ha cerrado el caso dejando caer una simpática pero clara moraleja: en los aeropuertos (y en el de El Prat para más señas), lo mejor es no jugar a ser más listo que los agentes, porque se pinchará en hueso. Y mucho menos si el plan incluye robos, contrabando y pañales de doble fondo y se ejecuta con una torpeza más propia de un bodevil que de una superproducción de acción made in Hollywood.

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