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Las manifestaciones del 1 de mayo de este año han sido monopolizadas por las pensiones, la sentencia del caso de 'La Manada' y por el proceso independentista
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Las manifestaciones del 1 de mayo de este año han sido monopolizadas por las pensiones, la sentencia del caso de 'La Manada' y por el proceso independentista (Foto: CC.OO)

El sindicalismo, en el diván

Por Francisco J. Rodríguez
viernes 01 de junio de 2018, 06:43h
Los 4 grandes sindicatos comarcales analizan la salud del movimiento en un tiempo de cambios

“Hubo más de 500 personas que se dieron de baja en 2017, porque aproximadamente la mitad pensaba que éramos demasiado cercanos al independentismo, y los demás que éramos unionistas”. Lo reconoció Camil Ros, líder de UGT en Cataluña, poco antes de la manifestación del 1 de mayo. Y es que, ciertamente, el proceso independentista ha acrecentado las contradicciones en el seno de los sindicatos mayoritarios catalanes. No obstante, los datos ofrecidos por estos señalan que la afiliación aumentó de nuevo durante 2017, después de la fuga que vivieron en los peores años de la crisis y que les llevó a perder casi 600.000 socios. Pese a estos síntomas de recuperación, muchas voces de diferentes ámbitos sostienen que el movimiento sindical está en crisis, que ya no cuenta con la confianza de algunos trabajadores y que ha perdido gancho entre los jóvenes.

El Llobregat ha sentado en el diván a los cuatro grandes sindicatos para abordar estas cuestiones.
Javier Pacheco, secretario general de CC.OO en Cataluña y trabajador de Nissan del Prat, destaca los datos de afiliación del año pasado: hubo 15.000 bajas en su sindicato, pero por el contrario hubo 16.000 altas. “¿Estamos en crisis? Pues que se miren estas cifras”, responde tajante Pacheco. Pese a esto, el líder de CC.OO reconoce que “todavía hay margen de mejora” para incrementar la afiliación de jóvenes, el sector que asegurará el futuro del movimiento. Por su parte, el secretario comarcal de UGT, Carlos de Pablo, remarca que la afiliación de los trabajadores a partir de los 25 años ha crecido “considerablemente” en los últimos seis años, mientras que su organización juvenil, Avalot, “hace de todo” para combatir la precariedad laboral que padecen muchos jóvenes.

Poco atractivos?
Sin embargo, las expectativas no son tan halagüeñas para Vicenç Rocosa, secretario comarcal de USOC. “La imagen de los sindicatos es poco atractiva para los jóvenes”, lamenta el dirigente del tercer sindicato de Cataluña. El problema para Rocosa estriba en que desde las direcciones se entestan en “teledirigir a la gente sin contar con la gente”, asegura, lo que describe como una especie de “despotismo ilustrado”, a través de su famosa máxima de “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Por todo esto, considera que lo que está en crisis no es el sindicalismo, “sino la estructura sindical”. Y aquí hace una especial crítica que, tal como veremos más adelante, escuece a los grandes sindicatos. “Es necesaria tener más independencia de los partidos políticos”, sentencia.

“¿Independencia sindical? Está fuera de duda: es un debate del siglo pasado”, responde contundente Pacheco. De Pablo, por su parte, opina lo mismo pero lo argumenta de una manera curiosa: “Todos los partidos nos critican”, asegura, a la vez que recuerda que ellos son “socialistas, que no del PSOE”. Sea como sea, estas respuestas no parecen satisfacer a David Nicot, secretario comarcal de CGT. “CCOO y UGT están politizados”, sostiene Nicot, que lamenta que cuando se habla de sindicatos “solo se piense en estos dos”. “Los ven como una panda que miran por sus intereses”, espeta.

Representativos?
Pero De Pablo no lo ve así. “Nos parecemos mucho a la sociedad civil”, asegura. “Mucho más que algunos partidos políticos”, defiende a la vez que reconoce que, por esa razón, mantienen “un debate interno fuerte” en muchos aspectos, como con el proceso independentista. “La UGT sufre porque sufre el país”, afirma, aunque remonta este dolor hasta “el inicio de la crisis”. El líder de UGT en la comarca se adentra en el tema estrella y en las contradicciones en las cuales navegan junto a CCOO. No es moco de pavo que militantes históricos como Manuel García Acosta o Josep Maria Rañé, hayan afeado a las dos grandes organizaciones de estar “sometidos” al independentismo.

“No somos independentistas, pero tampoco perseguimos la unidad de España”, contraargumenta De Pablo, que se muestra “preocupado” por la deriva “antidemocrática de la derecha”, recordando que una compañera, la ex consellera Dolors Bassa, está actualmente en prisión. Por su parte, Pacheco explica que CCOO tiene una “responsabilidad” con la sociedad catalana y su “pluralidad” y considera que los líderes independentistas encarcelados son “presos políticos”, desde el punto de vista de la “orientación política” a la hora de tipificar la causa que les afecta.

Otro de los puntos que preocupa a los líderes sindicales es el del incremento de la represión. Nicot, que fue detenido en una manifestación del 1 de mayo en Barcelona por resistencia a la autoridad cuando, según explica, intentaba defender a un chico que estaba siendo aporreado por un policía, alerta de que la gente “tiene miedo a meterse en un sindicato por la reforma laboral y la presión que se ejerce desde la empresa”. De Pablo, por su parte, recuerda que hay 400 sindicalistas encausados o condenados por haber participado en la última huelga general. Cifra importante pero que ha de servir, sostiene, para recordar que este país “no saldrá adelante sin sindicatos de clase”.

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