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Juego patológico

Juego patológico

Por Fernando Martín
viernes 09 de abril de 2021, 08:00h
Las nuevas tecnologías han llegado con fuerza al mundo del juego y las apuestas. La accesibilidad y el anonimato que proporciona internet ha hecho que ahora jueguen muchas personas que no lo harían si tuvieran que ir físicamente a un local.

Los expertos están preocupados por el juego patológico, y el Ministerio de Sanidad ha realizado encuestas sobre el juego online y el uso compulsivo de internet que revelan que más de 600.000 personas tienen conductas de riesgo o ludopatía.

Internet ha cambiado dinámicas sociales como la del juego. La accesibilidad y la ubicuidad que permite el juego online ha provocado una de las adicciones más peligrosas, lo que constituye un problema de salud pública en auge. La pandemia ha acelerado el crecimiento exponencial de la ludopatía, que ya se detectaba con los juegos online, son más adictivos que los presenciales, y cuentan con el agravante de la fácil accesibilidad desde cualquier dispositivo, a cualquier hora y de forma anónima.

Las alertas se disparan también porque la edad de los ludópatas decrece. Al perfil tradicional del jugador adicto en situación más desfavorecida y con menos estudios, se suma otro perfil de jugador online muy joven, con estudios y activo profesionalmente, pero son los menores los que más preocupan. En el juego online es más fácil burlar los controles legales y suplantar la identidad. Los especialistas en adicción demandan más controles porque el juego por internet es más adictivo y tiene dinámicas de juego problemático asociado al consumo simultáneo de alcohol o drogas.

Al panorama desalentador de adicciones se suma el blanqueo de dinero a través del juego. Muchas casas de juego online son epicentros del dinero negro, donde es fácil mover divisas y existe escaso control.

Desde el punto de vista clínico, cada vez son más los jóvenes con ludopatía, que abandonan sus estudios, no pudiendo alcanzar laboralmente su plenitud, con repercusiones graves a nivel personal, familiar y social, más allá de las consecuencias económicas. También existen factores de riesgo como el aislamiento social, y problemas de salud mental como la ansiedad o la depresión.

En estos momentos no hay un plan concreto de atención a las conductas adictivas del juego, sí en cambio con respecto a la droga, el tabaco o el alcohol. El juego está mediatizado por la recaudación de la administración, que genera ingresos significativos.

La sociedad debe ofrecer a los jóvenes alternativas de ocio saludables, a través de planes de formación y prevención desde la familia y la escuela. Hay que destinar parte de los impuestos que recaudan las administraciones por el juego a dichas finalidades. III

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