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Varios de los ejemplares enjaulados de gallos de pelea que fueron rescatados por la policía de una granja ilegal de aves de Sant Joan Despí camuflada en el Parc Agrari
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Varios de los ejemplares enjaulados de gallos de pelea que fueron rescatados por la policía de una granja ilegal de aves de Sant Joan Despí camuflada en el Parc Agrari (Foto: Mossos d'Esquadra)

El canto "aislado" del gallo de pelea

viernes 12 de mayo de 2023, 16:30h
Los Mossos d'Esquadra desmantelan una granja ilegal de aves para combate en Sant Joan Despí, en mitad del Parc Agrari. El operativo se salda con dos detenidos que se dedicaban a criar y entrenar a los ejemplares y a curarlos tras los duelos.

Es probable que si le preguntas a un adolescente en qué consiste una pelea de gallos, éste te muestre desde su teléfono móvil un vídeo viral con dos raperos. Se trata de una confrontación dialéctica entre dos chicos que utilizan el rap improvisado como lenguaje de combate. Este fenómeno, que nace en los barrios populosos de las ciudades y vuelca su arte en las redes, se hace llamar 'pelea de gallos', en clara analogía con el vocablo original: dos gallos luchando a muerte. En el Baix Llobregat hay constancia de la existencia de raperos, que se enzarzan en sus particulares combates de rimas, pero, por inverosímil que parezca, también hay peleas de gallos, al pie de la letra. Es decir, con aves enfrentadas como púgiles. Es raro. Pero haberlas, haylas.

El pasado abril, la Unidad Regional de Medio Ambiente de la Región Policial Metropolitana Sur (URMA) desarticuló en el Parc Agrari del Baix Llobregat una banda que se dedicaba a este negocio avícola ilegal, en su variante de adiestrar a los ejemplares más 'gallitos' para luchar en sus particulares rings. Verídico. Aunque suene a película de los bajos fondos, estas aguerridas aves de corral deben criarse y alimentarse en granjas tan ilegales como los combates a muerte en los que son obligadas a participar. Y los mossos -con la ayuda de la Policía Local de Sant Joan Despí, los vigilantes del Parc Agrari y varios técnicos municipales- detectaron y desmantelaron una de estas granjas ilegales en una finca agrícola del municipio, después de un minucioso operativo conjunto, que tiene su propia historia.

A principios de este mes de abril, la URMA recibió un soplo que puso a los agentes sobre la pista de la explotación ilegal de gallos del Parc Agrari. "Y nos sorprendió, la verdad. Se trata de un caso aislado. No es un fenómeno habitual por aquí", explican desde el cuerpo policial autonómico. La razón (y los números) les asisten, pues este tipo de prácticas no están arraigadas ni en la comarca ni en el resto de Cataluña hoy en día.

Puede que hace más de 500 años, cuando los conquistadores españoles llevaron la práctica a América sí fuera más habitual. Antes, este tipo de espectáculo había recabado en la antigua Roma desde Asia. ¿Y las peleas de ahora? ¿Son un fenómeno importado? Las peleas de gallos están normalizadas en algunos países latinoamericanos y aún son legales en dos comunidades españolas: Canarias y Andalucía, donde se toleran con el único objetivo, eso sí, de perpetuar la raza de gallos de combate. En el resto de España están prohibidas.

Al personarse en el lugar, los agentes comprobaron desde el exterior de la explotación camuflada de Sant Joan que dentro había un importante número de "gallos encerrados en jaulas con evidentes signos de haber sido utilizados en peleas", describen fuentes municipales.

Tras confirmarse las sospechas, se montó un dispositivo conjunto y se entró en la instalación agropeacuaria. En el interior de la finca, agentes y técnicos contabilizaron un total de 75 gallos -un 70% de ellos presuntamente destinados a las peleas- y 30 gallinas. Los policías también se incautaron en el interior de la granja de medicamentos "de procedencia ilícita" que eran utilizados por los dos criadores, que han sido denunciados por maltrato animal.

Y es que resulta innegable que cualquier pelea de gallos atenta contra la ley de protección de los derechos y el bienestar de los animales, (considerado "la mayor concienciación social hacia la dignidad de los animales, también de nuestro medio ambiente", precisan los mossos). Eso sin menosprecio del tufillo a ilegalidad que desprenden como consecuencia de las apuestas ilegales que se generan alrededor del espectáculo avícola.
Pero no hay, por ahora, motivo de alarma. El cabo de la URMA, Álex Aguilar, hace un llamamiento a la calma, porque en la comarca hay muy pocas timbas con gallos de por medio: "La estimación de las pelas de gallos es de dos casos al año en Cataluña. Y esta media es también aplicable al Baix Llobregat", constata el cabo.

Palomas como 'sparrings'

En los últimos tiempos, los Mossos d'Esquadra han actuado en tres ocasiones para desarticular grupos que organizaban peleas de gallos. Dos este mismo mes de abril: en Reus (Tarragona), y en el Parc Agrari del Baix Llobregat, y el tercero fue hace ocho años en Gavà. El nivel de maltrato animal que se detectó entonces en esta localidad costera del Baix se disparó varios niveles pues, en este episodio, los implicados utilizaban a indefensas palomas como sparrings de los gallos.

Si se comparan los dos intervenciones policiales registradas este mes de abril, el incidente de Reus ha sido más cinematográfico que el del Parc Agrari metropolitano. Y es que en la ciudad tarragonesa fueron detenidas tres personas y otras 54 acabaron imputadas. Cuando irrumpieron los agentes había incluso doce menores de edad 'disfrutando' en directo del espectáculo.

En el operativo de Sant Joan Despí se ha detenido únicamente a dos hombres que "no residían en el Baix Llobregat, sino en Barcelona". El cabo Álex Aguilar relata que, probablemente, los dos arrestados buscaban un espacio discreto y tranquilo y "ese lugar lo encontraron en el Parc Agrari, donde levantaron una construcción ilegal". Parapetados e inmersos en el paraje natural del Delta del Llobregat y a salvo del bullicio exterior de la trama urbana metropolitana, los dos implicados criaban a los gallos y también les ayudaban a recuperarse de las secuelas de los violentos combates.

Los agentes descubrieron en la granja ilegal alimentos, vitaminas y herramientas para mutilar las crestas de los gallos. También se toparon con "una especie de habitáculo, de habitación, donde probablemente curaban las heridas de los ejemplares". La policía sostiene que el cometido de los detenidos en Sant Joan Despí era, por un lado, preparar a las aves para las peleas y, por el otro, distribuir los gallos entre los grupos que directamente organizaban las apuestas y las peleas. El negocio les era bastante lucrativo pues un gallo cuesta unos 50 euros, pero "uno entrenado para la lucha puede llegar a valer mil euros", asegura Aguilar.

Las sanciones por este tipo de infracciones, vinculadas con el maltrato a los animales, pueden elevarse "hasta los 45.000 euros", advierten los Mossos d'Esquadra. Además, conllevan de forma paralela "el cierre temporal de las instalaciones y la inhabilitación para la tenencia de animales por un periodo de dos meses a cinco años", añaden. Eso sin descartar "posibles responsabilidades penales", precisa la policía autonómica.

Tras el operativo de abril, la Policía Local de Sant Joan Despí levantó un acta de infracción "por la actividad ilícita" de la granja, ya que carecía de 'papeles', mientras que los vigilantes del Parc Agrari denunciaron a los dos responsables del tinglado de gallos de pelea por "construcción ilegal", ya que la explotación se levantó "sin ninguna autorización ni permiso municipal". III

Robos de fruta, el delito principal

Un manojo de los incomparables 'Espàrrecs de Gavà' en la finca de Cal Delaida (Xavi Cobo)

El Parc Agrari del Baix Llobregat ocupa una superficie de 3.400 hectáreas entre Pallejà y Castelldefels. Dos equipos de vigilancia, uno de mañana y otro de tarde, se encargan de hacer recorridos periódicos y por diferentes itinerarios del espacio natural para constatar que todo está en calma; o todo lo contrario: dar la voz de alarma ante cualquier eventualidad. Es lo que pasó cuando los vigilantes detectaron que algo inusual estaba ocurriendo y observaron movimientos extraños en la granja ilegal de los gallos de pelea. El aviso a la policía local de Sant Joan y a los mossos hizo el resto. Fuentes de los servicios técnicos del consorcio que gestiona el parque apuntan que el delito que más preocupa es el del "robo de la fruta a los payeses".

Los ladrones se ceban con la cosecha de alcachofas de diciembre a marzo. Y en el robo de fruta de temporada entre mayo y agosto. "El robo de fruta puede llegar a los mil kilos". Pero no es el único delito que preocupa a los equipos de vigilancia del parque. "La otra actividad ilegal que persiste en el tiempo es el vertido de muebles viejos u otro tipo de desechos en el parque".

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