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LOS INCÓMODOS

Teresa Ribera Rodríguez, impermeable

Teresa Ribera Rodríguez, impermeable

Por Lluis M Estruch
sábado 05 de julio de 2025, 19:58h
Tiene Teresa, gesto adusto y voz cortante, aunque se le reconoce su constancia y gran capacidad de encaje o resilencia, que se dice ahora. Otros más bastos, la tipifican como poseedora de “un culo de hierro”, capaz de aguantar horas y horas con sus puntos de vista en agotadoras negociaciones; aún siendo una mala oradora y peor parlamentaria. Ahora con 56 años, tras una carrera política llena de accidentes, de los que ha salido incólume hasta ahora. Ha conseguido el gran premio: el ser vicepresidenta de la UE y comisaria de Competencia, en Bruselas, pasando de un sueldo de 7.000 euros/mes a 27.000 euros/ mes, junto con otros privilegios como el contar con un plan de pensiones especial y un plus de 4.000 euros por residencia, siendo estos los más cuantiosos que no los últimos pagos. Para qué detallar más, lo que desde hace lustros, es el objetivo de los políticos y altos funcionarios españoles: ser un “eurócrata”.


Teresa Ribera Rodríguez, tiene un “Yo” potente, procede de una familia de clase media alta de Madrid, su padre un eminente geriatra y su madre profesora de Filosofía y experta -muy importante en Madrid-, en “Krausismo”, esta doctrina filosófica de renovación moral y educativa, que inspiró la “Institución libre de la Enseñanza”. Y que aún hoy, influye en la bien llamada “burguesía del Estado”, cientos, tal vez mil familias que “colonizan” los mejores cuerpos del Estado y que emparentan entre sí y tutelan las carreras aspiracionales de sus retoños. Teresa, tiene una biografía muy podada y muy cuidada, lo propio de alguien que se sabe con futuro.

No da muchas pistas, sobre su barrio, colegios y amistades, pero siendo la mayor de tres hijas, explica sus paseos por el monte con un abuelo y la colocación de nidos para pájaros. ¿Ya ecologista? Teresa, se licencia en Derecho y pronto prepara “Oposiciones” a “Técnica superior de administradores civiles del Estado”, lo consigue y a partir de aquí empezará su carrera. Técnica en Ministerios, en 2008 con 39 años, R. Zapatero la hará secretaria de Estado del cambio Climático y ella en 2014 autorizará un depósito de gas submarino frente a Vinaroz, aprovechando un antiguo yacimiento marino de petróleo. Una gran idea, que provocó movimientos sísmicos en la zona en los llenados y vaciados del depósito. Ante el peligro y protestas, la operación “CASTOR” será interrumpida y su coste indemnizatorio será de 1.350 millones de euros, que pagamos todos nosotros. Un gran fracaso que no empañará su carrera. En 2012 estuvo ocho meses en ISOFOTON una empresa andaluza energética, que con ayudas y subvenciones dudosas, acabó arruinada. Teresa salió de ella sin gran menoscabo. Siempre adelante, acabó en París en el IDDRI. En un año (2014) ya era su directora.

Qué suerte, vive en Majadahonda en una zona residencial, con un magnífico “casoplón” , tiene dos hijas y está casada con Mariano Bacigalupo, un jurista hispano-argentino que trabaja en la CNMV después de haberlo hecho en la CNMC y otros bien retribuidos cargos oficiales. Bacigalupo es hijo de Enrique Bacigalupo un jurista peronista argentino que alcanzó el TS español y juzgó el caso “GAL” y el caso “Filesa”, aminorando penas todo lo que pudo. Recientemente asesoró a Messi en su caso penal fiscal, consiguiendo un arreglo ventajoso para el jugador en Castelldefels. En el llamado clan Bacigalupo, Teresa Ribera es una agregada que ejerce con discreción la llamada “viveza porteña”, cualidad de ventajismo en todos los órdenes, que en Argentina no es extraña en el comportamiento social. Ribera con competencias en el mercado de carburantes, se resistió a “separararse” de su cónyuge, que debía vigilar la transparencia y competividad del mercado energético. La pugna fue larga y Bacigalupo aceptó trasladarse. Después ha surgido la trama de hidrocarburos con Aldama y otros. Ribera en el Senado, se ha declarado al margen del asunto.

Teresa Ribera en 2023 fue nombrada vicepresidenta para la transición energética por Pedro Sánchez y dio un gran impulso a las energías renovables sin potenciar la red de de alta tensión (la mejor del mundo) y no conseguir más interconexiones con Francia, que nos han llevado al gran apagón, sin que España sepa cómo ocurrió y Portugal y Sur de Francia tengan muy claro que la culpa es de las sobrecargas de renovables, que ya dieron avisos previos no atendidos junto con el parón de las centrales nucleares por motivos de rentabilidad. Teresa, ya en Bruselas, hizo un difuminado intenso de su posible responsabilidad. Su heredera, la hispano-danesa Aagesen, sigue investigando la causa, sin desfallecer.

Por supuesto que la pesada responsabilidad de los daños de la DANA del Levante no la ha afectado a pesar de sus responsabilidades en la Confederación Hidrográfica del Júcar (Barranco del Poyo) y la Agencia Meteorológica. Ribera en plena campaña para ser comisaria UE procuró con su habilidad probada: esquivar comparecencias enojosas.
Ella, ya en Bruselas por cinco años, y yo recordando la cola en los museos vaticanos de Roma, donde un grupo de pivas argentinas, sin casi darnos cuenta se puso en los primeros lugares. Ante mis protestas, optaron por replegarse. Teresa Ribera ha rehusado responsabilidades y sumado cargos ventajosos para ella. Pura viveza porteña. III

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