El Club de Fútbol Ciutat Cooperativa de Sant Boi hace historia al lograr ascender de categoría tres temporadas de forma consecutiva. El alirón del abordaje a la principal competición autonómica se cantó ante el FC Santboià con un gol de penalti del capitán, Kilian García
4 de mayo de 2025 en el Joan Baptista Milà, el estadio del FC Santboià. El árbitro pita por fin el final del partido que enfrenta al equipo local contra el CF Ciutat Cooperativa, también de Sant Boi, el equipo revelación de la temporada en el grupo 3 de la Primera Catalana.El once visitante gana el encuentro con un ajustado 0-1, gracias a un gol desde el punto de penalti de su capitán, Kilian García. El tanto destila gloria, porque sitúa al conjunto amarillo a las puertas de la Liga Élite, la máxima categoría del fútbol autonómico. Para completar la proeza falta que el Canonja gane en Martorell. La afición estalla de júbilo. El tiempo reglamentario se agota, pero el match no termina aún. Al contrario, se vive en la grada y es el comienzo de una leyenda que va más allá de lo deportivo.
Por primera vez, el CF Ciutat Cooperativa (popularmente conocido como la Coope) ha ganado el derbi al Santboià a domicilio, aunque se sentía como si jugara en casa. Con el estadio lleno y aficionados encaramados a las vallas que envuelven el campo. Hay más seguidores con camisetas amarillas visitantes que rojas locales. La Coope atesora dos ascensos de categoría consecutivos. Y no hay dos sin tres. El gol de Kylian desde los once metros agranda el mito de un club de barrio y su crecimiento exponencial: tres ascensos en en solo tres años.
Todas las miradas en Martorell
Tras la conclusión de un partido igualado todas las miradas están en Martorell. En las gradas del estadio del Santboià reina un silencio que contiene los sueños de toda la afición. Con los deberes hechos, los jugadores se agrupan en un corrillo en el césped en torno a un móvil, esperando el final de ese otro encuentro en el que también se lo juegan todo. Se necesita una victoria del Canonja para cantar matemáticamente el alirón en el estadio de uno de sus mayores rivales, que siempre sabe mejor. En caso de derrota, aún se dispone de dos jornadas más.

Pero no hace falta esperar. El Martorell, segundo en la tabla, había ganado a la Coope en su último cruce, pero el Canonja visitaba la capital del Baix Nord con el objetivo de seguir vivo en la categoría. Para ellos, ganar significaba respirar y salvarse. Y sonríe la fortuna. El equipo tarraconense se impone. El quinto gol en liga del central con brazalete, Kilian García, vale su peso en oro: la victoria, el campeonato de liga y el ascenso -casi a los altares- de un equipo y de todo un barrio entero.
"Es algo inexplicable, histórico"
El gran capitán está exultante con la gesta conseguida. “Es algo inexplicable. Somos un equipo que estaba desahuciado en Tercera Catalana y hemos conseguido tres ascensos seguidos, siempre como campeones. Es algo histórico”. Pero previo a la satisfacción, el sufrimiento. “Sabíamos que iba a ser complicado. Teníamos que ganar sí o sí en el campo del Santboià y esperar un tropiezo del Martorell. Cuando nos llegó el resultado del partido fue increíble, no nos lo esperábamos”, revive García.

Se confirma. 1-2 en Martorell. Entre los jugadores de la Coope conjurados en torno al móvil se desata la locura. El Joan Baptista Milà se viene abajo con la explosión de vítores de cientos de personas vestidas de amarillo. Saltos, gritos, alegría irrefrenable, euforia, celebración… La mayoría de seguidores que han acudido a ver el partido contra el Santboià invaden el campo y se funden en abrazos y elogios con los heroicos jugadores.
Todos señalan un concepto como la clave del éxito. El primero, Javi Calvo, entrenador del equipo: “El secreto está en creer, en ser una piña y en no bajar nunca los brazos. Desde el primer ascenso nos dimos la mano y fuimos todos en la misma dirección. No nos imaginábamos lograr tres ascensos consecutivos, pero creíamos en nuestro trabajo”, destaca Calvo. El capitán también subraya la importancia de la unidad: “Ser como una familia, donde nadie se cree más que nadie y el ir a entrenar con ganas es lo que nos ha traído hasta aquí”.
La realidad supera a los sueños
Fran Arroyo, director deportivo de la Coope de las tres últimas temporadas, califica de “gesta histórica del fútbol modesto catalán” lo conseguido por su club. “Llegar a la máxima categoría catalana es una satisfacción enorme. La realidad ha superado al mejor de los sueños,” reconoce. “Vivimos un momento único”, apunta Calvo, quien destaca el mérito de triunfar “con un 70 o 75% de chavales de la casa” y la proximidad: “No puedes tratar a estos chicos como si fueran jugadores de élite. Algunos vienen reventados de trabajar. Otros acaban de dejar el instituto. Hay que saber escuchar, proteger y convencer. Más que tácticas, necesitas alma”, corrobora el entrenador.

Arroyo, arquitecto silencioso del milagro está convencido de dirige “un equipo sin techo”. Cuando llegó al barrio, en el que se siente “como en casa”, el equipo acababa de descender a Tercera Catalana y estaba roto por dentro. “No teníamos ni vestuario. De verdad. La gente se cambiaba en el bar del campo. No había proyecto, ni dinero, ni siquiera esperanza. Pero sí quedaba identidad, fe, y con eso se puede empezar a construir”, relata el directivo. Y ladrillo a ladrillo, los goles del primer equipo han venido acompañados de un notable crecimiento del club. En estas tres temporadas se ha pasado de 13 a 29 equipos y de 185 jugadores a más de 420. “Ya son un referente para la ciudad”, asegura Antonia Barragán, edil de deportes de Sant Boi.
Mayor apoyo institucional
La Coope quiere seguir creciendo. “No hay ánimo de lucro, hay ganas de mejorar y cuidar lo que estamos consiguiendo día a día”, indica Arroyo. Aunque la relación con el Ayuntamiento es buena, el directivo espera un mayor apoyo institucional. “Seguramente somos el club con menos presupuesto de la categoría. Lo que se ha conseguido es gracias al trabajo, la fe y el apoyo de todos. Tenemos una afición espectacular y unos jugadores que creen ciegamente en lo que se les transmite” afirma Javi Calvo. Arroyo lo comparte: “A este nivel de fútbol hay que tener valores más importantes: trabajo duro y persistente, esfuerzo, disciplina, buen trabajo de la junta y, por supuesto, la gran entrega y compromiso de los jugadores y del equipo técnico. Para subir tres años seguidos, no vale la suerte”.
Pero una ayudita nunca viene mal. El éxito tiene contrapartidas. Ascender implica disponer de mejores instalaciones deportivas y el campo municipal del barrio (el Dani Jarque) se queda pequeño. Sant Boi tiene equipamientos “de máximo nivel que siempre se adecúan a las necesidades de cada competición”, confirma Barragán. Pero no oculta que “habrá que revisar si la nueva categoría requiere alguna condición especial que, como es costumbre, el Ayuntamiento tendrá en cuenta”.
Antonia Barragán garantiza acompañamiento municipal tanto moral como económico. “El mensaje es transmitir mucha fuerza para que puedan afrontar esta nueva etapa”, incide. La concejal de Deportes no quiere pasar por alto el importante papel que ha jugado en esta historia el actual presidente del club, Francisco Ramos, “un mito en el barrio tanto como jugador como coordinador en los inicios del club”.
Disfrutar y competir en cada partido
Kilian, el capitán, asegura que durante la temporada no han sentido presión “Salimos a disfrutar y a competir en cada partido. Esa ha sido la clave para llegar hasta aquí.” Pero son conscientes de dónde vienen: “Sabemos lo que cuesta ganar. Lo que viene ahora es disfrutar y competir como animales. Pase lo que pase el año que viene, no habrá reproches. Estar en esta categoría ya es un premio”, asiente el capitán.

Kilian cuenta que hace seis o siete años dejó la Tercera División para bajar directamente a la Tercera Catalana, uno decisión que algunos no entendieron “pero mira dónde estamos ahora. Como persona he ganado muchísimo. He conocido a gente espectacular que hoy son amigos y eso no se paga ni con muchísimos billetes.” Para muchos fue una caída inexplicable cuando podía competir más arriba. Pero para él, era bajar para volver a subir arrastrando consigo a su gente.
Preparados para evolucionar
Con una confianza similar se muestra su entrenador: “Al final, el trabajo da sus frutos. Soy una persona ganadora, y eso intento transmitirlo siempre a mis jugadores.” Javi sabe que adaptarse a la nueva categoría será como en las anteriores, evolucionando en el juego. “El equipo está preparado para la Liga Élite. Hemos competido en un grupo durísimo.”
El entrenador adelanta a El Llobregat que habrá nuevas incorporaciones pero “intentaremos mantener la base del equipo. Lo merecen”. Y es consciente de que “en el fútbol no hay memoria. El entrenador es el primer señalado para lo bueno y para lo malo.” Pero encara la nueva temporada con confianza y con la satisfacción del deber cumplido.
Más allá del fútbol: el barrio
Lo que empezó como una historia de fútbol modesto se ha transformado en un fenómeno social que trasciende al deporte. La Coope no solo ha encadenado tres ascensos consecutivos, sino que ha reactivado un barrio entero, ha forjado una comunidad y ha dado sentido de pertenencia a cientos de personas que, cada fin de semana, convierten un campo municipal en una olla a presión. “El lunes en el bar ya no se habla del Madrid ni del Barça. Se habla del partido del fin de semana, de cómo nos lo pasamos y de la cantidad de ruido que hicimos”. relata David Luna, portavoz del grupo de animación Coope Boys.
“No es sólo fútbol. Lo que se vive en la grada no sabría explicarlo con palabras”, sostiene Lucas González, uno de los tres fundadores de El Diario de la Coope, una cuenta de Instagram nacida hace cuatro años para narrar los partidos desde la grada, Lucas y sus amigos Josep y Raúl empezaron como espectadores, subiendo algunas fotos, pero hoy son referentes informativos del club. “Cada ascenso que hemos vivido ha sido especial. Todo sufriendo, pero así es como nos gusta. Nunca en la vida el club había estado en Primera Catalana… y ganarla ha sido de locos”, confirma Lucas.
Euforia en los grupos de animación
Esta euforia es compartida por el grupo de animación Coope Boys, que reúne a unas cuarenta personas fijas, aunque en los partidos clave “todo el mundo es bien recibido a animar al equipo”, anima su portavoz. “La gran mayoría de gente que está en las gradas ha jugado desde pequeño en el club o ha pasado por él. Cuando gritas, sabes a quién estás animando: a tu amigo, a tu primo, a tu vecino”, afirma. “Es bonito ver cómo cientos de personas se desplazan cada semana al campo. Hay familias que planifican el fin de semana en función del partido, amigos que llenan coches para ir a animar fuera”, describe Luna.

El crecimiento del equipo ha ido de la mano del crecimiento social del proyecto. Las gradas antes medio vacías hoy se llenan con más de 150 personas, según calculan desde Supporters 21, otro grupo de animación nacido más recientemente. “Somos como una familia y todos nos conocemos. Vamos todos a una”, explican. Y lo cierto es que se nota. “¿Conoces algún caso similar? Que un equipo haya conseguido subir tres veces seguidas de categoría… es mágico”, apuntan Supporters 21.
Un barrio futbolero que se reengancha
“Este era un barrio muy futbolero, pero se había perdido. Ahora, gracias a cómo se están haciendo las cosas la gente se ha vuelto a enganchar. Salir a jugar y ver tanta gente siguiéndonos es un empujón brutal. A veces hemos salido a campos rivales y parecía que había más gente de la Coope que del equipo local. Sentir ese apoyo es algo que no se paga con dinero”, reconoce el capitán del equipo, Kilian García.
La comunión entre equipo y afición es total. “Cuando ya están exhaustos, nosotros les damos ese extra de motivación. Somos el jugador número 12”, dice Javier, de Supporters 21. David Luna, de Coope Boys, también resalta vínculo “La humildad de los jugadores y el cariño que recibimos de ellos y del staff es increíble. Ver cómo el equipo agradece ese apoyo jornada tras jornada,es algo que no se ve en todos lados”, reflexiona Luna.
Fran Arroyo, director deportivo del club, valora que el barrio de Ciutat Cooperativa, y también buena parte de Sant Boi, está volcado con el equipo “Llenamos el municipal Dani Jarque cada semana, de aficionados, familias, niños, niñas. No hay palabras para describirlo y agradecerlo.” El último ascenso (con celebración compartida entre el estadio rival y el Dani Jarque) ha sido un punto de inflexión emocional, “una fiesta en todos los aspectos”, rememora Javier. “Es una gesta que todos recordaremos”, completa el portavoz de Coope Boys.
Un gran éxito de cohesión
Pero más allá de los goles, lo que late fuerte es el sentido de pertenencia, de comunidad. “Para Ciutat Cooperativa el equipo lo es todo. Reunir al barrio en un solo espacio, todos felices y todos con la misma pasión, solo lo podía hacer este equipo”, afirma Lucas. Este “gran éxito de cohesión” tampoco ha pasado desapercibido para Antonia Barragán. “El barrio siente al club con mucho orgullo y la ciudad, también. Los triunfos del equipo se viven como una oportunidad para poner deportivamente en el mapa a Ciutat Cooperativa”, recalca la edil. “El deporte siempre es una herramienta de cohesión social y habrá que adaptar los recursos a las necesidades del club y del barrio,” agrega.

Este renacimiento colectivo también tiene un impacto profundo en las nuevas generaciones. “El fútbol hace que los niños del barrio jueguen todos juntos, se relacionen, tengan una vida sana, alejada de una vida más tóxica”, alejada de las pantallas o del sedentarismo, afirma Luna. El fútbol también funciona como una escuela para los más pequeños: “Están aprendiendo que con trabajo y sacrificio todo se puede conseguir”, rematan desde Supporters 21 . Porque en la Coope no hay grandes estrellas ni fichajes millonarios. Hay entrega, orgullo, pasión y barrio.
Mi equipo es 'La Coope'
Lo que más ilusión me hace es que los niños te paran por la calle para pedirte una foto o preguntarte contra quién jugamos”, admite Kilian García. “Te dicen: “mi equipo es la Coope” y eso es un orgullo enorme”, se emociona el capitán. El mensaje para los chavales del barrio es claro: “si lo quieren y lo viven, seguro que algún día jugarán en el club”, pontifica García. “Aquí todo el mundo que llega se siente parte del club desde el primer momento. Hablando mal, hemos puesto los cojones en el campo, pero la gente ha estado ahí animándonos. Juegas con uno más cuando tienes a la afición detrás,” aplaude Kilian.
La Coope ha demostrado que con identidad, humildad y compromiso los sueños se hacen realidad. Desde la modestia de la Tercera Catalana hasta la ilusión de la Liga Élite, el club ha subido peldaño a peldaño, empujado por una afición que nunca ha dejado de creer. Como dicen en el barrio: “Cuando peor están, es cuando más los queremos”.
Un año más de ‘marea amarilla’
Y ahora, ¿están preparadas las gradas rivales para soportar a la marea amarilla un año más? “Esa es la pregunta”, bromea Luna. Porque lo que es seguro, es que los Coope Boys y su gente “no se bajan”. Barragán, regidora de deportes. Y es que, desde la grada el sueño continúa, pero con los pies en el suelo. “Del club solo esperamos que siga creciendo con humildad, como hasta ahora”, pide Luna. Y un mensaje para las instituciones: “Que el Ayuntamiento de Sant Boi reconozca la labor de esta entidad y apueste más por el fútbol del barrio. Ahora somos el primer equipo de Sant Boi”. Y a los vecinos que aún no se han animado, les lanza una última invitación: “Que se quiten la vergüenza y se dejen la garganta. Que juntos somos más fuertes”, vocifera.
El CF Ciutat Cooperativa jugará la próxima temporada en la Liga Élite, una categoría exigente, con rivales históricos y presupuestos más altos. El reto es mantenerse, competir, y seguir creciendo sin perder la esencia. Quienes han empujado al club hasta lo más alto saben que la verdadera élite no la define una clasificación, el mérito está en el vestuario, en la grada, en los martes de entrenamiento con lluvia, en los padres que animan desde los graderíos, en los carteles para animar escritos a mano y en los abrazos colectivos tras el pitido final. La Coope quiere seguir demostrando que desde un rincón humilde también se puede tocar el cielo. Y cree en ello. III
Recepción a los héroes del Dani Jarque

Para celebrar este hito memorable del fútbol local, el Ayuntamiento de Sant Boi tiene precisto recibir este viernes 6 de junio al flamante equipo masculino amater recién ascendido de La Coope y también a las jugadoras del equipo femenino de las Coopemamis, que han ganado la liga comarcal. Pero todavía habrá más festejos. Antonia Barragán, concejal de Deportes de Sant Boi ha confirmado que “a todos los equipos samboyanos que hayan ascendido se les hará un acto de reconocimiento el próximo 2 de julio, como ya es tradicional.” La edil ha destacado que el club amarillo “sin ninguna duda se ha convertido en un referente, lo que implica seguir demostrando valores y fair play.” Y, además, consiguiendo “incrementar la base futbolística del barrio”, añade Barragán.