Nuestra reseñada nació en 1963 en Cartagena, donde su padre era comandante de aviación militar. Hizo estudios en un colegio de monjas y en un instituto y siempre con las mejores notas. Pero ella se siente aragonesa y es en Zaragoza donde se licenció en Derecho e hizo teatro. Ella es alguien que intimida, que tiene sentido del deber y que es capaz de sobreesfuerzos en el desempeño de sus tareas. Muy discreta y nada aficionada a conferencias de prensa u ocurrencias mediáticas, unas características, por otra parte, muy propias de los funcionarios armados que son los militares.
Ustedes se preguntarán ¿de dónde procede su nombre? Al ser nombrada presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMC), los servicios de documentación de prensa trataban de saber. Nunca se aclaró, pero parece ser que Cani tal vez sea un apelativo familiar cariñoso que se impuso a otros. Recuerdo en un caro viaje,a una señora que insistía en hacerse llamar “Pepita”. Al tratar de ironizar sobre ello, la susodicha sacó el DNI y me lo mostró. Allí el diminutivo “Pepita” lucía acompañando sus apellidos. Sorprendido, le pregunté y ella añadió que le “había costado mucho…” y acabamos el asunto.
Cani le da a nuestra adusta presidenta un detalle humano de familiar accesibilidad, aunque no sea exactamente así. Porque ella pertenece de manera directa por familia a este importante estamento militar español que desde el siglo XIX ha tenido un gran papel político en nuestro país. Muchos hijos de militares no siguen el oficio de sus padres, si bien derivan a empleos en el sector público o políticos. Hay casos muy visibles: los cuestionados Chaves y Griñan (ERES) y Rubio son hijos de coroneles franquistas, entre muchos. Otros se emplearon en empresas públicas e influyeron para bien de sus retoños.
Hay hasta casos literarios. J. C. Llop recuerda con placer sus años de residente en una batería costera mallorquina o en la Almudaina, con su padre coronel. Es bien sabido que los militares aún disfrutan de privilegios como residencias y centros exclusivos de recreo vacacional, becas y ayudas diversas como las viviendas militares. Por supuesto los destinos en ultramar con la ONU y OTAN están muy bien pagados.
Los de Hacienda y el Banco de España, capítulo aparte. Recordarán con el Covid-19 la exhibición de tres generales que nos relataban con uniforme, las incidencias del día. A pesar de las circunstancias, me provocaban una sonrisa cuando se explayaban sobre la cantidad de incidentes habidos. En Francia al ejército le llaman el “gran mudo” porque no debe inmiscuirse en política. Pero parece ser que los políticos los necesitan, desde Trump hasta Pedro Sánchez, para que les den la razón. El padre aviador de Cani fue ascendido y destinado al cuartel de la OTAN de Bruselas. Los destinos europeos son una de las mejores recompensas que se pueden conseguir en la órbita militar, más que ser agregado militar en una embajada. Allí Cani adquirió un alto dominio del francés e inglés, los idiomas básicos en Bruselas. Hizo un master sobre la UE y. a través de Rafael García-Valdecasas, trabajó tres años como letrada en el Tribunal de Justicia de la UE. Allí conoció a otra ‘superwoman’: Nadia Calviño, con alto cargo en la UE.
Muy joven (29), quedó viuda con un hijo de un año. Lo pasó mal pero siguió luchando. Cani espabiló rápido y fichó por uno de los mejores bufetes de España: Cuatrecasas Asociados, de Barcelona. Ella es experta en monopolios y de competencia a nivel UE. Empezó a destacar. Cani no es partidaria de cuotas femeninas, pero le han sugerido callarse. También insiste sobre su duro período de viuda y madre joven en la necesidad de auto-organizarse, una sugerencia para tantas familias monoparentales que se lamentan de más. Del período en un bufete de los primeros en España y Portugal e incluso en Sudamérica hay algunas frases reveladoras de su talante decidido: “quiero captar chicas listas para el despacho..” toda una invitación a superar tabúes y demostrar capacidades sin falsas ayudas. Hubo una segunda boda, con un colega, un hijo más y dos hijas sobrevenidas de su nueva pareja a las que quiere mucho, según ha dicho. Fue ascendida a socia y alta directiva en “Cuatrecasas” y cuando con el ‘procés’ se produjo una vacante y una lucha entre ella y Jordi Badía, (el favorito) para la dirección máxima. Ella perdió y al poco Iván Redondo, el que fue el gran visir de Sánchez, la fichó como asesora en temas legales y económicos. De Cartagena a Zaragoza, a Bruselas, a Barcelona y, al final, a Madrid. Como los traslados de los militares.
Allí Cani. una mujer de valía y carácter, volvió a destacar rápido y es ahí donde se le ofrece su actual destino de Presidenta de la CNMC con 130.000 euros/año, cuando ella en Cuatrecasas rondaba un sueldo de 300.000 euros/año más incentivos diversos. Para Cani, el dinero no lo es todo. Nunca ha sido funcionaria. Su independencia se le reconoce. Es una abogada eficaz, donde antes había economistas irresolutos. Ella decidió que la OPA del BBVA sobre el Banc Sabadell era plausible, con cautelas impuestas por los políticos que debió aceptar. Pero la OPA sigue a pesar de los trucos de los directivos del Sabadell. UBER, Banco Popular (cláusulas suelo), OPA ENEL/ENDESA… son casos resueltos entre muchos. De forma rápida, porque sus conocidos hablan de una abogada que entiende veloz lo que hay que hacer en las disputas y conflictos y que suele acertar en las soluciones. Hoy Cani Fernández más que una generala de Intendencia, jefa de espías, o las ministras de Defensa me recuerda a Margrethe Vestager, comisaria danesa de Competencia de la UE desde el 2014 hasta que Teresa Ribera la sustituyó en mala hora. III