Los autores del trabajo utilizan la siguiente definición de homofobia: "Actitud hostil respecto a la homosexualidad y hacia las personas homosexuales, bisexuales, transexuales y transgénero, construida socialmente para mantener el sistema sexo-género. La homofobia se dirige contra quien sale o se salta los roles de género y/o heteronormatividad". Es decir, algunas personas temen mostrar a los demás cómo se sienten desde el punto de vista sexual por miedo a que las rechacen; temor que se agrava en la adolescencia, cuando la opinión del grupo resulta fundamental.
El estudio revela que la homofobia es una realidad que conviene no ignorar, ya que 8 de cada 10 alumnos "ha escuchado o presenciado insultos homofóbicos dirigidos a otras personas". También muestra que sabemos muy poco sobre estas personas, ya que los gays, lesbianas y bisexuales son los más conocidos frente a los transexuales, los más invisibilizados. Para ayudar a que nadie se sienta rechazado por ser como es, la alcaldesa, Núria Marín, se ha comprometido a establecer "un mecanismo discreto" que permita identificar los casos de bullying o acoso entre jóvenes y adolescentes.
Vanidad partidistaEse mismo martes, pero por la tarde, se celebraba también
el pleno del mes de junio. Allí salieron a colación muchos temas que no repetiré, pero que me han dado mucho qué pensar acerca del orgullo de la clase política. Me estoy refiriendo fundamentalmente a
las mociones del grupo municipal de Ciudadanos que finalmente
no se aprobaron.
En la “moción para limitar la acumulación de cargos políticos”, C’s ha solicitado que los grupos políticos del consistorio renuncien a ejercer como concejales al mismo tiempo que desempeñan cargos como diputados o senadores; y que los alcaldes o alcaldesas de municipios de más de 50.000 habitantes se dediquen a su trabajo en régimen de dedicación exclusiva. El portavoz de la formación, Miguel García, lo planteó como una forma de dignificar la política y se mostró sorprendido de cómo algunos “alcaldes como el nuestro tienen tiempo para tanto”. Tiene su lógica. Los días sólo tienen 24 horas y no creo que en la empresa privada haya alguien que pueda cobrar dos o más sueldos íntegros sin dedicar sus ocho horas de rigor.
El portavoz del grupo socialista, Francesc Belver, se mostró contrario a esta medida, ya que, a su juicio la acumulación de cargos no equivale a acumulación de responsabilidades (?). Después se limitó a pedir coherencia –el socorrido, “y tú más”- y finalmente alegó que la ley lo permite, un argumento utilizado hasta la saciedad en tiempos escasos de ética. ERC republicana también votó en contra alegando algo parecido: tiempo no equivale a capacidad y esto ya está regulado o bien se está debatiendo en otros lugares.
La segunda moción proponía “regular el uso de la tarjeta o acreditación expedida por el servicio de movilidad de este ayuntamiento y que habilita a estacionar en las zonas azules y/o verdes, sin necesidad de abonar la tasa correspondiente”. Esta propuesta, según expuso García, trataba de evitar un uso abusivo de dichas tarjetas y, de este modo, evitar que la ciudadanía lo vea “como un privilegio”. Esa palabra levantó muchas ampollas entre sus señorías, a pesar de que algunos de ellos insistieron en reiteradas ocasiones en carecer de dicha tarjeta o hacer un uso razonable de dicha “herramienta de trabajo”. El portavoz de la formación naranja calificó el rechazo del PSC, CiU y PP como un “ejercicio de cinismo”, ya que muchos se mostraron a favor del fondo, pero no de la forma, cuando Ciudadanos se manifestó abierto a negociar cómo podría ponerse en marcha la medida.
El sano orgullo políticoEl último punto del pleno antes de los ruegos y las preguntas se dedicó a despedir a la concejala Mercè Perea, quien ejercerá a partir de ahora como diputada en el Congreso por el grupo socialista. Perea se mostró orgullosa de trabajar como política y dedicó gran parte de su discurso a animar a los presentes a dignificar la política, esto es, a pensar en los ciudadanos antes que en los intereses partidistas. Perea dio las gracias a todos los que le habían apoyado en su trayectoria profesional y anunció el nombre del concejal sustituto, David Quirós.
No se le puede negar que ha sido coherente con sus palabras, no con lo que votó su partido político horas antes. Lamentablemente, hacen falta muchos más gestos como este para comenzar a invertir la mala imagen de la clase política que todos los presentes reconocieron al hilo de las mociones de Ciudadanos y otras referentes a la participación ciudadana.
De hecho, la propia Mercè Perea podría haber dedicado parte de su discurso a aclarar por qué está imputada por la Hacienda Pública, tal y como recordó
el Confidencial Digital hace unos días. También podría explicar por qué no debemos desconfiar cuando nos enteramos de que David Quirós es cuñado de otro concejal del PSC, Manuel Brinquis. Y los discursos se caen al suelo cuando escuchamos que
se contratan personas a dedo que cobran sueldos desorbitados.
Me pregunto cuántos políticos y políticas de buena fe se callan para evitar ser rechazados; cuántos, que deberían sentirse orgullosos por no compartir las prácticas viciadas de su formación, quedan relegados o invisibilizados. Me pregunto por qué puede más el miedo a salirse de la corriente que el deseo de construir una ciudad entre todos. Mucho me temo que liderar la conmemoración del Día del sano orgullo político va a costar mucho más que la del orgullo LGTBI, aunque sólo sea porque algunos se dedican a construir recreaciones gigantes de algunas figuras políticas -la última, el
Gigante de la alcaldesa, presentado este fin de semana en las fiestas de La Florida-.