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El monasterio budista del Garraf, cercano a Castelldefels, es uno de los símbolos de la eclosión de nuevas formas de vivir la espiritualidad y la religión en la comarca.
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El monasterio budista del Garraf, cercano a Castelldefels, es uno de los símbolos de la eclosión de nuevas formas de vivir la espiritualidad y la religión en la comarca.

La oferta espiritual crece en la comarca

Por Francisco J. Rodríguez
viernes 01 de marzo de 2019, 05:15h
Menos de la mitad de los ciudadanos se declaran católicos, cifra que tiende a la baja. Analizamos la eclosión de nuevas formas de espiritualidad en el Baix Llobregat y LH.

  • Total de centros de culto, por confesiones, en el Baix Llobregat.

Cada vez menos gente se declara católica. Y esto va más allá de una sensación verificable en el día a día, ya que los barómetros del CIS y del CEO –estatal y catalán, respectivamente- arrojan datos que sustentan aún más si cabe dicha afirmación. El último de ellos, el del CIS de enero, indica que menos de la mitad de la población catalana dice ser católica. En concreto el 48,6%, la cifra más baja de toda España. Es un tanto por ciento dos puntos inferior al de diciembre de 2018. Por otra parte, casi el 70% de los catalanes reconocen no ir nunca a los oficios religiosos –tanto a los católicos como a cualquiera de los de la otra docena de confesiones que conviven en suelo catalán-, que se celebran en los más de 8.000 centros de culto esparcidos por Cataluña. De estos, 240 están en el Baix Llobregat [ver gráfico].
Por otra parte, el 43% de los ciudadanos y ciudadanas de Cataluña se declaran ‘no creyentes’ o directamente ‘ateos’ –tal y como los divide el barómetro del CIS-, mientras que el 6% son fieles de otras religiones, desde el islam, pasando por la Iglesia Evangelista, la de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días –mormones-, los hindúes, los budistas y llegando a los Testigos de Jehová.

Nuevos caminos
“La secularización de la sociedad no tiene marcha atrás”. Así de tajante se muestra el filósofo y teólogo hospitalense Antonio Fornés, que considera que Occidente “ha dado la espalda a su tradición católica”. Y es que, de manera paralela a este proceso, al menos en los últimos años, ha ido creciendo el interés de una parte de la sociedad por la filosofía, creencias y prácticas orientales, vinculadas a la meditación, el yoga y el mindfulness o ‘conciencia plena’.

Una ‘nueva’ espiritualidad -aunque de nueva tiene bien poco, ya que a menudo hunde sus raíces en tradiciones más antiguas que el propio cristianismo- a la que muchos se adhieren como bálsamo para afrontar una existencia marcada por un ritmo frenético y la sensación de soledad. ¿Moda pasajera o eclosión espiritual en la era de Acuario? El Llobregat ha entrado a analizar este fenómeno de la mano de sus principales actores.

Olvidar el “cultivo de la propia fe”
Que cada vez hay más ciudadanos que desconectan de la fe y la religión tradicional es un hecho irrefutable. En declaraciones a El Llobregat, el obispo de Sant Feliu, Agustí Cortés, reconoce la sangría de creyentes y hace alusión a “causas internas y externas” de la Iglesia.

Sobre las causas internas, el obispo expone que, a su juicio, ha habido “una concentración casi exclusiva del trabajo eclesial en el compromiso y servicio al mundo, sobre todo en materia cultural y social”, olvidando, prosigue, “otros aspectos como el cultivo de la propia identidad de fe”. Es decir, que se ha ayudado más que predicado, todo y que alaba lo que define como “compromiso social y transformador” de la institución en las últimas décadas.

Por otro lado, el obispo Cortés reconoce la evidente secularización de la sociedad y la cultura, que da como resultado, según dice, “la voluntad de silenciar públicamente todo lo que hace referencia a aquello trascendente o Iglesia”. “La secularización deja en manos de la cultura del momento, con sus valores y contravalores, la configuración de las mentalidades”, añade el prelado. En una línea similar se mueve Fornés, que afirma que declararse católico “está mal visto”, y pone como ejemplo una experiencia propia. Entrevistado en ‘La Contra’ de La Vanguardia hace unos meses, el filósofo hospitalense se declaró católico, afirmación que no gustó a muchos lectores, que entraron a criticar la entrevista en las redes poniendo como principal pega su condición religiosa.

Un historial de agravios y polémicas
Para Ángel Fresneda, pastor evangélico de L’Hospitalet y antiguo militante anarquista, “hay mucha gente a la que se le eriza el pelo al hablar de cristianismo”. Sin embargo, María José Bernete, presidenta de Ateos y Republicanos, entidad memorialista y de defensa de los derechos humanos con sede en Cornellà, expone unas razones que han podido contribuir a dicha desafección, como son “la pederastia en la Iglesia y la impunidad con la que ha abusado y abusa de los menores”. Una cuestión de plena actualidad, tras meses en los que el goteo de presuntos casos de pederastia en la Iglesia por todo el mundo -y también aquí en Cataluña, donde los obispos de la Tarraconense se reunieron a mitad de febrero para tratar los supuestamente acontecidos aquí- han obligado al papa Francisco a celebrar una cumbre en el Vaticano para abordar la problemática.

Bernete también añade a la lista la polémica de las inmatriculaciones -sobre las cuales hablamos en el número de diciembre de esta publicación-, la negativa hasta hace unas semanas de obligar al Prior del Valle de los Caídos a permitir la exhumación de los restos de Franco y el posicionamiento de la institución sobre el aborto, el movimiento LGTBI o el resurgimiento del feminismo. “La Iglesia ha violado históricamente sus propios mandamientos”, afirma Bernete.

El hombre, un ser espiritual
Por todo ello, Bernete defiende su ateísmo como “fruto de la razón” y no como “una cuestión de fe”. “Ser atea no significa no tener valores éticos y morales, ni no reconocer el derecho en el ámbito privado a la práctica de cualquier religión”, defiende.

Sea como sea, sí que hay algo en lo que coinciden gran parte de los aquí entrevistados. Y es que el hombre es un ser espiritual. “Es inquieto, no puede estar sosegado: no puede dejar de ser espiritual”, argumenta Fornés. Algo en lo que coinciden, obviamente, tanto el obispo Cortés como el pastor evangélico Fresneda. Y también Carmen Valle, profesora de yoga de L’Hospitalet titulada por el departament d’Ensenyament y sofróloga -experta en técnicas terapéuticas para aliviar el estrés y otros problemas psicológicos-, que asegura que estamos viviendo “un nuevo despertar de la conciencia”. Valle hace más de dos décadas que imparte clases de yoga. Esta disciplina, que cuenta con cinco milenios de existencia a sus espaldas, experimentó en los 80 un boom de adeptos y ahora parece estar viviendo uno de sus momentos más dulces. De hecho, según datos de la web especializada Aomm un 12% de españoles aseguran ser aficionados. Valle reconoce este aumento de nuevos alumnos de yoga. “Hay más gente que lo practica y cada vez la sociedad está má abierta”, asevera la profesora hospitalense.

El incremento de la práctica del yoga es una de las múltiples caras y disciplinas de esta mal llamada ‘nueva espiritualidad’, que se traduce en centenares de estudios y locales dedicados a terapias diversas. Valle, en este sentido, separa la espiritualidad del yoga de cualquier religión, en tanto en cuanto “no es dogmático”, aunque asegura que “tiene un plano divino”. “Los que lo practican encuentran en él una vía para la espiritualidad”, dice.

Otra creencia que va a más es el budismo, religión relacionada con el yoga -al igual que el hinduismo-, que no lo mismo, cuyos fieles crecen año tras año en Occidente, a menudo al amparo de conversiones de actores y cantantes famosos. Sobre el territorio destaca el templo budista Sakya Tashi Ling, en el Garraf, muy cercano a Castelldefels, que ofrece visitas guiadas a todo aquel que desee conocer más a fondo esta religión. Pero, ¿hasta qué punto puede un vecino o vecina del Baix Llobregat sumergirse en el budismo?

Fornés lo pone en duda. “Un vecino del Baix Llobregat no puede llegar a ser budista”, sentencia el filósofo. Argumenta que “el pensamiento oriental es muy amplio” y recuerda que su filosofía “no es para relajarse”. Un modo de ver el mundo muy alejado de nuestras convicciones y tradiciones occidentales. Fornés prosigue en esta línea y aborda la cuestión del mindfluness, cuyos cursos llenan la oferta de centros de formación e incluso universidades y causan sensación desde hace unos años. El filósofo lo tilda de “pseudoespiritualidad” y considera que triunfa porque “tiene una pátina de modernidad y es más fàcil” que adentrarse en los clásicos que han forjado nuestra cultura judeocristiana.

Coincide en parte Valle, que considera que es “imposible” que los occidentales seamos como los orientales. “Hemos vivido una realidad diferente, tenemos otro bagaje cultural, no puedo ni quiero ser como ellos”, afirma la profesora de Yoga. No obstante, esto no quita que se puedan coger o aprehender aspectos positivos de las prácticas orientales, remarca.

Por su parte, Bernete dice no atreverse a hablar de “renacimiento espiritual” en una sociedad “capitalista neoliberal donde lo inmediato y exterior es todo y no hay ni tiempo para mirar hacia el interior”.

¿Una moda?
Desde la Iglesia celebran esta recuperación de la espiritualidad, “aunque sea entendida solo como interioridad”, afirma el obispo Cortés. “En algunos casos no pasa de ser una moda o un tipo de terapia relajante”, dice, y argumenta que lo que entiende la Iglesia por espiritualidad “no es exactamente una concentración en el yo íntimo”, sino más bien “una recuperación del corazón donde habita el amor más perfecto, el espíritu de Jesucristo”.

Valle sale a rebatir esta afirmación y destaca que “el yoga no es una moda”, sino que “se ha puesto de moda”. “Está abierto a todas las religiones”, añade la instructora, que remarca que mediante la práctica del yoga se puede alcanzar lo que cada uno considera por divinidad.

Algunos de ellos jóvenes, una franja de población más abierta a abrazar otras maneras de vivir la espiritualidad y la religión. El obispo reconoce el “envejecimiento de la población creyente y practicante” y pone el foco en los jóvenes, a los que siguen considerando “una auténtica riqueza de la civilización y de la Iglesia”. Cortés pone el foco en dónde se produce la socialización de los jóvenes en el mundo occidental y qué valores y sentido de la vida fundamenta sus actitudes en este mundo globalizado. En este sentido, el prelado destaca que la Iglesia “no recorrerá a la táctica de disimulo o de falseamiento demagógico del Evangelio”.

El panorama religioso en la comarca
En el Baix Llobregat, tal y como se puede comprobar en el gráfico de la página 6, conviven actualmente 10 confesiones religiosas. Éstas cuentan con 240 centros de culto esparcidos por toda la comarca, de los cuales más de la mitad -129 en concreto-, son católicos. La siguiente confesión religiosa con más templos es la evangélica, que cuenta con 65 en toda la comarca, sin contar L’Hospitalet, donde la Plataforma de Iglesias Evangélicas (PIEH) tiene contabilizadas 64, más las que funcionen sin permisos. Esta confesión supera al islam, que cuenta con 21 centros en el Baix Llobregat, siendo los más importantes el de Al-Tauba de Cornellà o el que se abrió en 1974 en Sant Vicenç dels Horts de la mano de Bayt Al-Thaqafa.

Sobre esta cuestión, Fresneda asegura que la iglesia evangélica es la que más crece, pese a la “decadencia religiosa” en la que, asegura, vive la sociedad. Según el CEO de noviembre de 2018, a parte de católicos, ateos y agnósticos, el 2,5% de catalanes se declara evangélicos o protestantes, el 1,5% musulmanes, el 0,4% testigos de Jehovà, el 0,5% budistas y un 0,2% cristianos ortodoxos.

¿Apostatar?
Sea como sea, cada vez son más frecuentes las personas que deciden darse de baja del catolicismo. No existen datos fidedignos de cuánta gente apostata en España, y ni la Iglesia ni las instituciones públicas cuentan con ellos. Bernete es una de estas personas. “En mi caso si apostaté y para mí fue sencillo”, explica, aunque añade que en ciertas partes de España “es mucho más difícil hacerlo e incluso imposible”. De todas formas, prosigue la presidenta de Ateos y Republicanos, “la apostasía no te hace desaparecer del censo católico”, ya que alegan que el bautismo “es irreversible”. “Si para votar necesitas cumplir los 18 años, quizá para formar parte de una doctrina se tendría que exigir lo mismo”, propone.

Elija lo que elija una persona, la dimensión espiritual del hombre, pese a los matices, es innegable. “No somos seres humanos en una aventura espiritual, somos seres espirituales en una aventura humana”, que dijo el jesuita Theilard de Chardain.

En Torrelles ya nadie se casa por la iglesia

El 90% de los matrimonios que se celebran en el Baix Llobregat y L’Hospitalet son por lo civil, según los últimos datos que publica Idescat, correspondientes a 2017. Por municipios, destaca por encima de todo Torrelles, en donde nadie se casó por la Iglesia y todo fueron matrimonios civiles. No obstante, el rector de este municipio contradice la cifra aportada por el Idescat y asegura haber celebrado durante 2017 cuatro bodas canónicas: el 2 y 8 de julio, el 11 de agosto y el 30 de septiembre. Porcentualmente, le siguen Sant Esteve –con un 4% de bodas católicas-, Pallejà –con el 7%- y Cornellà –con tan solo un 6% de bodas tradicionales-.

Por el contrario, los que más se casan por la Iglesia son los de Gavà y Corbera, con un porcentaje idéntico del 14,3%. El segundo lugar lo ocupa Esplugues, con un 13,7% de bodas católicas, seguida de Begues y Cervelló, con el 12,5%.

Una estadística que reafirma la idea de que, con el paso de los años, se van abandonando las viejas tradiciones. En este ranquin destaca, a parte de Torrelles, Sant Esteve Sesrovires, con un 96% de bodas civiles.

Aunque todavía menores en número, cada vez se registran más matrimonios de otras religiones diferentes a la católica. En 2017 se registraron 37 de estas en el Baix Llobregat y L’Hospitalet, casi la mitad de ellos en esta última ciudad.


Cuando Cornellà dejó de tener a una virgen como alcaldesa

Hasta hace un par de años, Cornellà tuvo una alcaldesa honoraria. Y además perpetua y celestial. Se trata de la Virgen del Rosario, que fue nombrada como tal el 26 de abril de 1959 por parte del entonces alcalde franquista Josep Rius, a la sazón jefe local de Falange. Un nombramiento que recordaba una placa conmemorativa colocada a las puertas del Ayuntamiento.

Dicho nombramiento fue revocado a lo largo de 2017, después de dos debates en dos sesiones diferentes en el Pleno. El primero, en el mes de abril a través de una moción presentada por la regidora no adscrita Mari Carmen López, que no prosperó al encontrarse los votos en contra de PP, Ciudadanos y PSC, además de la abstención de ERC. Estos dos últimos partidos, a diferencia de populares y naranjas, esgrimieron razones técnicas para no dar apoyo a la propuesta.

En julio, finalmente, el Pleno revocó el nombramiento y la virgen dejó de tener su cargo de alcaldesa honoraria. “Su revocación no se ha de entender como un acto que vaya en contra de ninguna creencia o religión, sino que solo se trata de una designación que hoy en día no se tendría que contemplar”, reza la moción que dio cumplimiento al acuerdo de revocación.

La placa fue finalmente retirada, pero trasladada a pocos metros, en la iglesia de Santa María, lo que para María José Bernete, de Ateos y Republicanos, demuestra que España “no es un estado laico” y que hay “miedo al lobby católico”.

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