Los socialistas echan el resto en su comarca fetiche, mientras que Ciudadanos busca frenar su caída en las encuestas y recuperar fuerzas en la segunda ciudad de Cataluña.
Se podría decir que el presidente del Gobierno en funciones y candidato socialista Pedro Sánchez inauguró la campaña electoral para el 10-N el miércoles pasado en Viladecans, en el mismo lugar donde comenzó su particular reconquista del PSOE tras el golpe susanista que lo desterró de la secretaría general hace tres años. La plana mayor del socialismo catalán y comarcal asistió al acto político, en el que Sánchez, con miles de independentistas manifestándose en el exterior, envió un mensaje de "unidad" y "concordia". "Aquí está la Cataluña no independentista, olvidada por las instituciones catalanas”, aseguraba Sánchez.
El gran mitin socialista fue el preludio de lo que se avecinaba. Al día siguiente el PSC dio el pistoletazo de salida oficial a la campaña electoral en L'Hospitalet, a escasos 300 metros de La Farga, donde VOX, a la misma hora, celebraba su inicio de campaña. Durante unas horas, el centro de la ciudad se convirtió en una zona de exclusión, con calles cortadas y multitud de unidades policiales que querían evitar posibles enfrentamientos o tensiones políticas, dada la cercanía de los actos.
Los socialistas celebraron su mitin en el Auditori Barradas, en donde se erigieron como los únicos que pueden "derrotar a derecha e independentistas", en palabras del primer secretario del PSC, Miquel Iceta. Estuvo acompañado por su mano derecha en el partido y alcaldesa de la ciudad, Núria Marín, que volvió a hacer una apuesta por el diálogo para solucionar el conflicto político en Cataluña. En este sentido, criticó la insistencia de partidos como VOX o Ciudadanos que instan al Gobierno a poner en marcha medidas como el estado de excepción o el artículo 155 de la Constitución. "Torra prefiere que en Madrid haya un pacto de las fuerzas políticas de derechas, porque piensan que cuanto peor este gobierno, mejor para el independentismo", criticó Marín.
Mientras tanto, los destinatarios de sus críticas celebraban un acto a pocos metros de distancia del Barradas, en La Farga. El líder de VOX, Santiago Abascal, arrancó la campaña en un acto en L'Hospitalet, donde pidió el voto para frenar "el desafío secesionista". En este sentido, hizo un llamamiento a los obreros "traicionados" por el PSOE para que votasen a la formación ultra, y aseguró que si sale elegido presidente lo primero que hará será ordenar detener al president Torra. El acto no estuvo libre de polémica, puesto que la organización tuvo que expulsar del recinto a un hombre que se enzarzó en una pelea con otro. Al parecer, ambos eran simpatizantes de VOX y discutían, banderas de España en ristre, quién era más español.
La candidata de Cs al Congreso por Barcelona, Inés Arrimadas, visitó ayer también L'Hospitalet, territorio donde últimamente habían conseguido buenos resultados, con el objetivo de intentar frenar la sangría de votos que les vaticinan las encuestas. El acto tuvo lugar en el Bar Galán de Bellvitge, y contó también con la presencia de la portavoz naranja en el Parlament, Lorena Roldán, y el líder de la formación en la ciudad, Miguel García, además del candidato por Madrid Edmundo Bal. Arrimadas centró su discurso en la crítica a los independentistas y prometió que un Gobierno naranja "desmontará la maquinaria separatista", y puso como ejemplo lo que definió como "adoctrinamiento en las escuelas" o el "robo de dinero para el 'procés'".
Ayer también, el ministro de Fomento en funciones y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, asistió a un acto en Sant Joan Despí, donde aprovechó para criticar al líder del PP, Pablo Casado, al que acusó de ser "hiperactivo" y "bravo" en ocasiones y alertó sobre la necesidad de contar con un líder con una personalidad más "estable".
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