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“Aquí los sanitarios no tienen tiempo ni para verle la cara a los pacientes”
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“Aquí los sanitarios no tienen tiempo ni para verle la cara a los pacientes”

Marina Sánchez Tabuenca

domingo 05 de junio de 2022, 15:33h

Tras 25 años trabajando en la UCA, la doctora María Martín ha vivido de cerca los cambios sociales -reflejados en las patologías de sus pacientes- y ahora, finalmente, ve cómo empieza a prestarse atención a la salud mental y a la necesidad de acabar con el estigma de los enfermos mentales

¿Qué hacéis en la UCA y cuál es tu rol?
La UCA se creó en 1994 para atender a pacientes que no podían ser atendidos dentro de la red por la gravedad o complejidad de sus casos. Muchas veces vienen por el fracaso de tratamientos previos. Tratamos a adolescentes con cualquier diagnóstico, pero lo que nos diferencia de otros servicios es que podemos hacer ingresos más a largo plazo en la unidad de agudos y de subagudos y eso permite asegurar la estabilización. Yo llevo desde aqui desde 1997 y, además de trabajar como psiquiatra, soy la coordinadora de la unidad..

¿Ha habido una sobrecarga para los profesionales en UCA durante la pandemia?
Sobrecarga no, reorganización. No hemos visto muchos más casos, porque hemos tenido que hacer aislamiento a los pacientes y eso ha restringido la posibilidad de hacer más ingresos, pero sí que se ha visto afectada nuestra manera de trabajar: no hemos hecho salidas a la calle ni hemos podido probar la vinculación en casa o en hospitales de día. Nos hemos quedado sin saber si la estabilidad que se alcanzaba aquí se prolongaba en su entorno.
¿Es frecuente el ‘burn out’ (estar quemado) entre los sanitarios?
Es muy frecuente. Esta profesión es muy vivencial, de mucho compromiso, Durante la pandemia, la gente ha arrimado el hombro todo lo que ha podido, los sanitarios han doblado turnos y han padecido mucho: ver muertes, jornadas extenuantes,… Se ha pedido apoyo a los gobiernos de las comunidades autónomas, pero no se ha notado mucho, a buena parte de los refuerzos luego se les ha despedido,… y esto decepciona mucho, quema mucho y la gente se siente bastante mal.

¿El sistema permite vuestro agotamiento?
Por supuesto que el sistema permite que nos agotemos. Por ejemplo, ahora se está viendo que en unos años va a haber muchas jubilaciones y no se está aumentando el número de plazas para el MIR. Los médicos de cabecera tienen colas de hasta 60 pacientes. Es inhumano. Además de que, personalmente, sabe mal no poder atender a una persona, desde el punto de vista profesional llegas a dudar de si estás haciendo bien tu trabajo porque en cinco minutos no puedes hacer un diagnóstico diferencial.

¿Hay malas condiciones laborales en España?
Hay muchos profesionales que se están yendo a otros países donde los tratan y pagan mejor. Aquí, los sanitarios ya no protestan por el sueldo, están protestando por las condiciones en las que trabajan, porque no tienen tiempo ni de visitar a pacientes, ni de verles la cara. Esto solo se puede arreglar con ayuda de una buena política sanitaria. El sentir general es que el sistema sanitario público está muy mal tratado.

En marzo de 2021, en el Congreso de los Diputados se lanzó un desafortunado “vete al médico” a Íñigo Errejón cuando habló de los suicidios que ocurrían en España. A partir de este comentario, parece que se puso “de moda” hablar de salud mental. ¿Ha supuesto esto un cambio real en la asistencia?
Se ha dotado de más presupuesto a la salud mental, que siempre es de agradecer. En el ámbito de la salud mental de Cataluña sí se ha apreciado un aumento de recursos. Lo que es triste es que todo esto se tenga que desencadenar a partir del comentario de un político en el Congreso. No sé qué tiene que pasar para que se consiga sanear y cuidar sanidad pública, ¿Que un político se ponga enfermo? ¿Que se ponga de moda?

Supongo que a nivel social ha supuesto un beneficio...
Que se hable más de ello puede ser bueno para que vaya desapareciendo o haciéndose menor el estigma y los tabúes que rodean a la salud mental. Un enfermo mental es una persona como cualquier otra que tiene la mala suerte de padecer un trastorno, pero no quiere decir que eso lo vaya a invalidar como persona. Lo podrá invalidar tal vez en algunas habilidades o capacidades, pero nunca como persona.

¿Qué crees que es lo que ha promovido tanto el estigma de la enfermedad mental?
Todavía queda mucho de una tradición histórica de muchos siglos que sostiene que la enfermedad mental es algo demoníaco, o que padecerla te transforma en una especie de asesino en serie. Además, las películas y el folclore popular muestran un aspecto de lo que es la enfermedad mental y lo que son los enfermos mentales que no tiene mucho que ver con la realidad. Esta situación no ha ayudado mucho. A mucha gente le está costando tirar puertas abajo y que cesen el estigma y los tabúes, tanto para los pacientes como para sus familias y para la sociedad en general.

Ahora que se habla más de salud mental, también se está hablando de la necesidad de redudir la medicación y aumentar la terapia psicológica, ¿esto es siempre posible?
Hay un determinado grupo de enfermedades a los que tienes que dar tratamiento farmacológico sí o sí. En una segundo estadio se puede hacer una combinación de ambas terapias para lograr una mejoría más sostenida y más rápida. Pero hay casos en los que la medicación está muy indicada y es la primera elección. No puedes pensar que la psicoterapia es lo primero para tratar a un psicótico que sufre alucinaciones. Cuando está en pleno brote agudo, lo primero es tratarlo y medicarlo para que la sintomatología vaya bajando y el paciente se sienta mejor Y a partir de ahí, ya se pueden poner en práctica terapias de índole psicológico.

¿Qué crees que falta en la formación de los psiquiatras?
En la formación MIR de psiquiatría no se imparten conocimientos del área cognitivo-conductual. Yo lo eché de menos durante mi residencia: era todo muy biológico. Pero en el campo de la psiquiatría clínica también hay que saber cómo actuar frente a los pacientes. Todo lo que yo he aprendido de terapia ha sido por mi cuenta. Esta especialidad médica no es como las otras, tiene un componente filosófico y humanista.

En la atención a la salud mental y en tu especialidad, la psiquiatría, ¿hay mucha implicación emocional?
Sí, sobre todo al principio, algunos pacientes te tocan a fibra. A nivel personal, he visto pacientes en edades de mis hijos que me han recordado a ellos y a veces me he sentido pillada. Recuerdo el caso de una niña que me contaba sus historias y yo notaba que había algo que no funcionaba: no estaba atenta a lo que que me estaba contando, sino a cómo me estaba afectando a mí su relato. No sé por qué hay pacientes que, por la manera de hablar o por lo que te dicen, encienden algo en ti que te hace revivir cosas personales. Al principio te cuesta más tiempo reaccionar y centrarte, pero luego es más fácil.

¿Hay que marcar distancias en esos casos?
Evidentemente, es muy saludable poder decir “tú estás ahí, al otro lado de la mesa, y yo estoy aquí” porque si no no puedes hacer tu trabajo, porque piensas como María Martín, como madre, como persona, no como psiquiatra, como profesional. Y así no puedes hacer un diagnóstico diferencial neutro ni puedes decidir cuál es el mejor tratamiento ni hablar con la familia de manera neutra, sino que piensas como si formases parte del conflicto. Y entonces no estás haciendo bien tu trabajo.

¿Cuál es el rol de la familia en el tratamiento al paciente, en este caso, adolescente?
Es muy importante porque los adolescentes se están desarrollando dentro de la familia, que es un marco como la fue la primera escuela para su propio desarrollo personal y social. En el seno familiar es donde los adolescentes aprenden y desarrollan su propia identidad: lo que son, la manera de relacionarse con el mundo y con ellos mismos y la manera de poder identificar lo que les pasa. Si tienen una familia patológica, todos esos procesos, que son muy importantes para poder hacer una maduración correcta, no se hacen. Hay dinámicas familiares que, como profesional, puedes mejorar y otras en las que ya ves claro que no puedes incidir.

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