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La sanidad pública sigue ‘en lista de espera’ a riesgo de acabar en la UCI
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La sanidad pública sigue ‘en lista de espera’ a riesgo de acabar en la UCI

Coronavirus. Un vocablo que cada vez asociamos más a desolación

El covid-19 se ha revelado como peor aún que el caballo de Atila, de aquel que se decía que allí donde pisaba no volvía a crecer la hierba. Y es que el covid-19 no solo ha causado estragos entre la población, con millares de fallecidos e innumerables contagiados, sino que ha actuado como una bomba de racimo sobre el sistema sanitario público, que ha puesto aún más en evidencia sus longevas vergüenzas: las eternas listas de espera, las consultas exprés que no quieren ni galenos ni pacientes, el desamparo que provoca la brecha digital, sobre todo, en las personas mayores, los salarios bajos, las políticas partidistas…
También la deshumanización en el trato con el paciente ha crecido a un ritmo tan vertiginoso como las restricciones y las cuarentenas, dejando escenas insólitas de centros de atención primaria (CAP) sin enfermos pero con el desesperante sonido de fondo de los teléfonos que suenan y suenan sin que nadie los descuelgue. Porque conseguir una cita previa por esa vía, resulta a veces milagroso. Solo los dotados de la paciencia del santo Job, resultan elegidos
Con la pandemia también han quedado más en evidencia, las carencias en inversiones, el desaguisado provocado por años y años de recortes presupuestarios e incluso por un cierto cansancio emocional del personal sanitario, fruto de interminables jornadas de trabajo remuneradas de aquella manera facultativos, enfermeras y auxiliares (también de geriatría). Una prueba del hartazgo de los profesionales es que los estudiantes de Medicina que aprueban el MIR con mejores notas no quieren plazas como médicos de familia en atención primaria y muchas de los puestos ofertados se quedan vacantes, según un reciente estudio publicitado por los sindicatos médicos. Y es que los futuros médicos están diciendo NO a un sistema que los va a exprimir hasta el límite, están diciendo NO la precariedad antes incluso de firmar su primer contrato laboral Prefieren dedicarse a la cirugía estética, la especialidad con más caché. Este escenario tan poco esperanzador, ¿es también el de la sanidad pública en el Baix Llobregat y L’Hospitalet? ¿Hay que resignarse a que la situación también se vuelva endémica ly lleve al sistema sanitario catalán de cabeza a la UCI o existen soluciones? ¿A corto o a largo plazo? ¿Unilaterales o de consenso? El debate está servido.

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