Una operación conjunta entre la Policía Nacional, los Mossos d’Esquadra y la Europol (que ha movilizado a un centenar de agentes) coordinada desde el Juzgado de Instrucción número 4 de Sant Feliu de Llobregat ha permitido desmantelar el que está considerado como “el laboratorio más importante más importante y activo de Europa de la última década en la producción de billetes falsos de 500 euros”, según fuentes policiales. En el operativo, que ha requerido nueve entradas y registros simultáneos, en las provincias de Alicante, Barcelona, Málaga, Teruel y Valencia han sido detenidas 12 personas, entre las que se encuentran el presunto impresor, el líder de la banda y los principales distribuidores del papel moneda falsificado.
Los investigadores calculan que el laboratorio clandestino ha fabricado en los últimos años “algo más de ocho millones en billetes falsos de 500 euros”. La imprenta y la base de operaciones de la banda se encontraba en una nave de la provincia de Valencia, pero los agentes han tenido que intervenir también en un domicilio de Cervelló, que resultó determinante en la desarticulación del cártel, como ha informado este jueves el Ministerio del Interior.
Las investigaciones policiales comenzaron a mediados del año pasado cuando la policía detectó una copiosa remesa de billetes falsos de 500 euros “de gran calidad” que estaba circulando por todo el territorio español. Así, tanto la Brigada de Investigación del Banco de España como la Oficina Central Nacional para la falsificación de moneda, recopilaron una extensa lista de hechos delictivos en lo que aparecían implicados billetes de este mismo fabricante.
Idénticos a los de 2009
Pero la policía no partía de cero para identificar a la red de falsificadores porque “el nuevo billete falso tenía muchos nexos en común con uno que se distribuyó en 2009”. El hecho de que el impresor encargado de la fabricación de los billetes tuviera un alto conocimiento en artes gráficas puso a los agentes sobre la pista de Tomás M. J., la persona que había sido arrestada en 2009 por unos hechos similares.
En paralelo, agentes de la Unidad Central de Falsificación de Moneda de los Mossos d’Esquadra localizaron en una localidad del área metropolitana de Barcelona una bolsa que contenía en su interior algo más de cuatro millones de euros en billetes falsos de 500. Tras el correspondiente informe pericial realizado por el Centro Nacional de Análisis del Banco de España, se pudo confirmar que formaban parte de la misma remesa de falsificación.
Amigos de la cárcel
Tirando del hilo de los billetes falsos hallados en Barcelona, los especialistas de Policía Científica pudieron identificar al impresor y a otros cinco miembros de la banda, todos ellos del entorno más cercano al impresor. La policía ha explicado que el grupo criminal se conoció y entabló amistad en la cárcel valenciana de Picassent, donde cumplían condena por diferentes delitos.
Cuando todo el equipo quedó en libertad, el impresor lo volvió a reunir en torno una nave de la provincia de Valencia en la que habría vuelto a montar su nuevo laboratorio gráfico. Durante los meses que duró la producción física de los billetes falsos cada miembro realizó diferentes funciones –desde limpieza de máquinas a compra de materiales- lo que permitió a la banda falsificar la friolera de unos ocho millones de euros. Los billetes de 500 euros fueron destinados, presuntamente, “a la comisión de diferentes actividades delictivas, como la compra de droga”, según los agentes.
Maníaco de la seguridad
Según la policía, desde su salida de prisión. Tomás M. J, vivía cómodamente con su mujer y la hija pequeña de ésta, llevaba una vida ociosa y era un maníaco de la seguridad. Pero a la vez iba haciendo acopio de material y hasta que pudo poner en marcha el laboratorio de falsificación y empezar a introducir la moneda falsa en diversas ciudades españolas en cantidades discretas.
Con la llegada de la pandemia y el cierre de las fronteras, a comienzos de 2020, se interrumpió la llegada de material al laboratorio, que tuvo que paralizar su producción. En este punto, la banda decidió ‘esconder’ provisionalmente el laboratorio en una nave industrial de Alfaz del Pi (Alicante). La nave se encontraba en las proximidades del domicilio del impresor, a la que éste acudía con cierta asiduidad para reparar vehículos que posteriormente vendía en portales de Internet, una actividad que funcionaba como tapadera.
Traslado frustrado
La intención de la banda de Tomás era trasladar el laboratorio a otro lugar para retomar allí la fabricación de billetes falsos de 500 euros sin levantar sospechas y estaban buscando la financiación necesaria para el operativo. En principio, el grupo criminal pensó en emigrar a Brasil, pero finalmente se decantó por Francia. Pero cuando estaban a punto de mudarse, la policía les ha echado el guante, registrando a la vez seis domicilios y dos naves industriales en Cervelló, Sant Cugat del Vallès, Málaga, Xirivella y Sagunto (Valencia), Altea y La Nucía (Alicante) y una caravana en Terriente (Teruel).
Los detenidos pasaron a disposición del juzgado de instrucción número 4 de Sant Feliu de Llobregat, imputados de los delitos de “falsificación de moneda y pertenencia a grupo criminal”. El juez ha decretado el ingreso en prisión de los principales investigados, incluido el impresor y líder del grupo.
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