El Can Castells Centre d’Art (CCCA) ha decidido extender la exposición de la instalación titulada «Els Ulls d’Olímpia i el Suflé d’Adhémar Schwitzguébel», creada por los artistas Alex Meszmer y Reto Müller, hasta el 26 de julio. Esta obra ha sido parte de la muestra Tic-Tac, y ha generado un notable interés entre los visitantes.
La instalación surge de la pasión compartida entre Müller y Meszmer por los relojes mecánicos. Ambos artistas han explorado cómo estos dispositivos, a lo largo del tiempo, desarrollan comportamientos únicos que se desvían de su funcionamiento original, convirtiéndose en una metáfora sobre la vida y su diversidad. Además, esta obra refleja el cariño y la atención hacia la idiosincrasia de las personas y colectivos con los que colabora el CCCA.
Un viaje a través de la historia de los autómatas
Desde sus inicios, los relojes han estado ligados a la fascinación por la mecánica y el deseo de crear formas de vida artificiales. Un ejemplo histórico es el autómata conocido como «el organista», desarrollado en 1776 por el relojero suizo Pierre Jaquet Droz. Este autómata cautivó al público en Londres y marcó el inicio de una floreciente industria dedicada a los relojes mecánicos y autómatas, produciendo piezas tan realistas como la bailarina Olímpia, que inspiró al protagonista de la novela L’home de sorra de E.T.A. Hofmann.
En este contexto, también se destaca a Charles Babbage, considerado el padre de los ordenadores, quien contribuyó al desarrollo de complejos mecanismos. La tradición anarquista surgió en el siglo XIX entre relojeros en una región suiza del Jura, siendo Adhémar Schwitzguébel uno de sus miembros más prominentes. Es importante recordar que estos anarquistas suizos jugaron un papel activo durante la Guerra Civil Española, apoyando a las fuerzas republicanas contra el fascismo.
Reflexiones sobre la creación y la humanidad
El título «Els Ulls d’Olímpia i el Suflé d’Adhémar Schwitzguébel» simboliza estas conexiones históricas. Olímpia es un autómata que seduce al protagonista literario con sus ojos artificiales, llevándolo a una ilusión engañosa. De manera similar, los relojes que giran sus ojos en esta instalación crean ilusiones comparables. Esto representa cómo los relojeros insuflan vida a sus creaciones mecánicas mediante su destreza artesanal.
A pesar de ser obras extraordinarias, estos dispositivos son recordatorios constantes de que son creaciones humanas; requieren cuidado y tienen un límite temporal. Con esta prórroga en su exhibición, el CCCA brinda una nueva oportunidad para explorar una obra rica en significados que entrelaza pasado y futuro, tecnología y humanidad, precisión e imperfección.