www.elllobregat.com
Las obras maestras de Botero deslumbran y rompen récords. Mira las piezas que dejan a todos boquiabiertos
Ampliar

Las obras maestras de Botero deslumbran y rompen récords. Mira las piezas que dejan a todos boquiabiertos

Por Àlex Aragonés
sábado 06 de septiembre de 2025, 11:00h
Más de 120.000 personas visitan ‘Fernando Botero: Un Maestro Universal’, la mayor muestra sobre el artista exhibida en España. Las 124 pinturas magistrales del autor del ‘Caballo’ de la T2 de El Prat, con figuras exuberantes y monumentales, cautivan al público.

El boterismo ha convertido al barcelonés Palau Martorell en un lugar con una estética distintiva, donde el arte de Fernando Botero (1932-2023) ha impregnado cada rincón de los 1.800 metros de superficie del museo gracias a una exposición de 124 obras maestras. Entre ellas sus características pinturas con figuras exuberantes, volúmenes monumentales y vibrantes colores, que han cautivado durante cinco meses a más de 120.000 visitantes, convirtiendo el centro expositivo de la capital catalana en una propuesta de primer nivel mundial. “Ha superado todas las expectativas, que ya eran grandes. Hemos marcado un récord en la corta historia que llevamos desde que abrimos en diciembre de 2022”, destaca José Félix Bentz, CEO cofundador del Palau Martorell, en una entrevista a El Llobregat sobre la mayor exhibición del trabajo del maestro universal colombiano jamás celebrada en España, que ha servido de homenaje a los más de 60 años de carrera del artista a poco más de un año de su fallecimiento: “Barcelona estaba en deuda con la figura de Botero. Fue el primer puerto donde puso los pies cuando se lanzó a la aventura de venir a Europa” y también dejó su marca en el vestíbulo principal de la terminal T2 del aeropuerto de El Prat con su megalítica escultura del Caballo, que no pasa desapercibida para los viajeros y es todo un símbolo de la infraestructura pratense.

Para ello, la exposición ha recorrido todos los periodos y etapas del artista, del mismo modo que sus técnicas y disciplinas, aunque las obras no han sido colocadas de forma cronológica. Desde esculturas, óleos, acuarelas y sanguinas -técnica pictórica de tonos rojos que utiliza la hematita, una variedad de óxido de hierro-, a carboncillos y dibujos a lápiz. Una diversidad que ha permitido disfrutar de la riqueza del universo Botero. “Hay dibujos y pasteles de formato grande. Normalmente los artistas que utilizan esta técnica, viene a ser más pequeño. En cambio, Botero hacía pasteles a medida de óleos enormes como se han expuesto”, reconoce José Félix sobre unas obras singulares que también recogen la relación del artista con España e Italia, a través de dos piezas que no se habían visto nunca en España.

Es el caso de la versión de Las Meninas, que el artista tenía colgada en su estudio parisino, y un ‘Homenaje a Mantegna’. Esta última descubierta hace poco y cedida por un coleccionista norteamericano: “Nos hacía muchísima ilusión tenerla porque ha tenido una logística completamente diferente al resto. Vino de Estados Unidos y considerábamos que era muy importante tenerla para reflejar cómo era la estética de ese Botero más inicial. Estaba en paradero desconocido y cuando se estaba organizando la exposición había subastas en Nueva York. Ahí Lina Botero -hija del artista- conectó con la sala y la pedimos para la exposición. Tuvimos la suerte que el nuevo comprador nos la cedió para Barcelona, donde la tuvimos expuesta en primicia como muchas otras”.

Para ser universal, primero debe ser local

Los volúmenes exagerados, que conforman un lenguaje único y personal perfectamente reconocible a primera vista, no han sido el único reclamo de la exposición, que también ha mostrado el lado más activista de un Botero que siempre llevó a su Colombia natal en el corazón: “Fue emocional, pero también comprometido con una sensibilidad de patria tras pasar muchas etapas de su vida fuera de su país”.

El museo no dudó en recordar una frase del propio Botero junto a sus obras: “Para ser universal, el arte tiene que ser primero local”. En este apartado más social del artista, la exposición también ha dedicado un espacio a la violencia. “También era solidario con las acciones que sucedían en el mundo. Una sensibilidad por las causas sociales, que también le llevó a expresar su rabia con 78 cuadros sobre las atrocidades cometidas en la cárcel iraquí de Abu Ghraib en 2004, en relación con la invasión de Estados Unidos al país asiático. “Eso también fue importante de poder presentarlo en la exposición del Palau martorell”, admite José Félix Bentz, quien destaca la multitud de reclamos culturales en torno a un legado artístico de Botero que ha llenado la exposición de personas desde su apertura el 14 de febrero hasta su cierre el pasado 20 de julio.

La magnitud y los detalles

Cinco meses donde algunas obras han atraído han generado mayor reacción entre los visitantes: “Por el feeling de cuando he estado allí, la gente se fijaba mucho en la primera planta, donde había una pera enorme con un gusano que entraba por un agujero y salía por otro. Muchos se detenían por la magnitud y los detalles que llamaban la atención. O el tríptico de flores que era la representación en colores de la bandera de Colombia. La gente se hacía muchas fotografías”. También con los retratos de ‘Pedrito’, el cuarto hijo de Fernando Botero: “Murió en un accidente de tráfico y le causó un fuerte impacto en su vida”. Una obra que trasciende de la estética para convertirse en un auténtico homenaje que ·refleja el estilo inconfundible” de Botero, aunque en este caso las firmas redondeadas “adquieren un nuevo significado” y se convierten en “un gesto de apego, de memoria y de duelo”.

Obras maestras que perdurarán para siempre en el recuerdo del Palau Martorell, que por primera vez ha utilizado toda la capacidad del museo para una sola exposición: “En las anteriores siempre combinábamos arte contemporáneo en la planta subterránea con una exposición de un nombre internacional en la planta baja y primera. Pero en el caso de Botero, las dimensiones de la exposición eran tan grandes que tuvimos que adecuar toda la planta baja y convertirlo en un solo espacio expositivo. La gente ha descubierto el Palau Martorell con 1.800 metros de superficie en exposición de primer nivel mundial”.
Ya sea por el arte de Botero, donde los asistentes se “habrán llevado una sorpresa” al descubrir el mundo de un artista en múltiples facetas, disciplinas, técnicas y de contenido, a la esencia del propio Palau Martorell, que ha cumplido la vocación con la que nació en 2022 de “ofrecer al visitante una propuesta artística de primer nivel en la ciudad, consolidándose así como un espacio de visita obligada para los amantes del arte”, y que suma a Fernando Botero a la lista de exposiciones inéditas realizadas en el edificio neoclásico, donde han pasado el arte de Marc Chagall, Joaquín Sorolla, Alphonse Mucha y Fernand Léger. III


Cabalgando el aeropuerto
El colombiano Fernando Botero es el autor de la monumental escultura en bronce negro titulada Caballo, que fue realizada en 1992 en Italia y trasladada al Aeropuerto de Barcelona-El Prat ese mismo año para ubicarla de forma definitiva en el vestíbulo principal de la Terminal 2 (actualmente T2B). La pieza mide aproximadamente unos tres metros de altura, pesa alrededor de 1,5 toneladas. La escultura reproduce un corcel con las características formas voluptuosas del estilo exclusivo de Botero, más musculoso que corpulento. Caballo simboliza el movimiento, la partida y el viaje. Es un icono y un punto de encuentro muy popular entre los pasajeros del aeropuerto pratense.

Un proyecto cercano con vistas internacionales
En total, 122.763 visitantes han sido partícipes de la exhibición artística, que ha tenido como comisarias a Lina Botero, hija del artista y Cristina Carrillo de Albornoz, experta en su obra.. Tal ha sido la magnitud y éxito, que hasta los más despistados han acudido en la última semana para tratar de ver una exposición de la que tan solo queda un magnífico recuerdo: “Cerramos un domingo y estamos trabajando en la devolución de obras. Pues aún había gente que llegaba al Palau Martorell para ver la exposición que ya no está. Picaban a la puerta y todo, ha sido increíble”, añade José Félix Bentz, CEO del espacio artístico, que ha llenado de orgullo a las personas que han intervenido en el proyecto: “Cuando presentas una exposición se valora solo lo que hay puesto, pero hay un trabajo detrás de mucha gente: prestadores, seguros, transporte, logística, comisarios, catálogos, presentación de la obra y escenografía. Cuando sale todo bien, hay orgullo”, ha subrayado el CEO.
Todo tipo de obras y todo tipo de asistentes. “Basamos el proyecto en la gente de la provincia de Barcelona. Como es lógico, ha venido mucha gente colombiana residente. Es bonito que tengamos el público de cercanía, que se está fidelizando. Nos satisface porque estamos consolidando un proyecto de ciudad con vistas internacionales”, apunta Bentz sobre ‘Fernando Botero: Un Maestro Universal’ que ha colocado a la capital catalana en el mapa artístico mundial: “Las grandes muestras internacionales hacen itinerancias. Por ejemplo, la obra del ‘Homenaje a Mantegna’ se va a ir por tierras asiáticas, pero viene de Barcelona. Nos posiciona como ciudad capital de cultura y sobre todo al área de Llobregat porque el Palau Martorell no está situado en unas de las zonas cómodas de Barcelona. Cuando haces buenos proyectos la gente se mueve y es importante que la cultura pueda hacer inercia”. Incluso para las familias, que no han dudado de llevar a los más pequeños para disfrutar de un arte único. “Todos disfrutaban con las obras. Es verdad que es muy colorista y tiene estas figuras con volúmenes muy grandes. También es una manera de introducir a las nuevas generaciones en el mundo de la cultura”. III
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios