La Fundación Pere Closa trabaja por la formación y promoción del pueblo gitano en Cataluña con especial dedicación en L’Hospitalet. El programa ‘Siklavipen Savorença’ tiene como objetivo lograr que los alumnos romaníes alcancen el éxito y normalización educativa
Este 2025 se celebra el 600º aniversario de la llegada del pueblo gitano a España. Han sido muchos los años en los que esta comunidad ha sido perseguida por hablar su lengua. En 1998, trece gitanos se juntaron para darle forma a la Fundación Pere Closa. Hoy, centenares de personas gitanas se benefician de esta organización. muchos de ellos en L’Hospitalet, la segunda mayor ciudad de Cataluña.
Decía Lola Flores de sí misma que era “gitana por los cuatro costados”; pese a que no está claro si su sangre era gitana o paya, ella siempre llevó la cultura romaní por bandera, y se convirtió en referente. Eso es algo que Estel cree indispensable para que los niños y niñas gitanos puedan hacer lo que se propongan. Ella tiene claros los suyos: sus hermanas mayores, que siempre creyeron en ella. Para Estel, gitana y trabajadora de la fundación, la universidad era algo de película, no le parecía algo a lo que alguien como ella, criada en La Mina, pudiese acceder. Y vaya si lo hizo. De hecho, fue la primera en su familia. Sus abuelos emigraron desde Málaga y se instalaron en las barracas de El Campo de la Bota, para más tarde habitar el barrio de La Mina. Dos generaciones más tarde, hay una licenciada en sociología en la familia.
Ayuda a niños y adolescentes
Con 20 años, empezó a trabajar en Pere Closa para hacer que otros niños gitanos tuviesen esa herramienta que ella nunca tuvo y siempre quiso. Aquí ayuda a los niños y adolescentes con los deberes, ayuda a las familias a hacer inscripciones escolares, les informa de las becas a las que pueden acceder...

Los martes y jueves está con los niños gitanos de secundaria en el Institut Eduard Fontserè de L’Hospitalet, en este multicultural barrio que es La Florida, llevando a cabo uno de los proyectos socio-educativos de la fundación: Siklavipen Savorença, que tiene como objetivo dar soporte a los alumnos gitanos para que logren el éxito y normalización educativa. Izan, de trece años, es uno de los niños a los que ayuda.
Dia internacional del pueblo gitano
La Florida tiene una potente comunidad que en días como el 8 de abril, día internacional del pueblo gitano, celebra orgullosa su identidad. Destaca Izan que ese día hicieron una barbacoa, cantaron rumba catalana y flamenco en el escenario e hicieron pulseras con la bandera gitana, como la que luce Estel para “llevar su orgullo allá donde vaya”.
En este barrio, el estigma no existe porque la diferencia no existe. La diferencia es la norma. Izan nunca ha notado un trato diferente por ser gitano. Y son precisamente esos valores y ese orgullo los que busca defender y promover la fundación Pere Closa. Esos valores que enamoraron a Lola Flores y con los que tanto se identificaba. Cuando le pregunto, Izan no sabe muy bien cómo definir lo que es la gitanidad pero le brillan los ojos al hablar de su familia, “son mi pasión, los que siempre me han sacado para delante”. Tiene claro que, igual que hizo su abuela con su madre y su madre con él, él lo hará con sus futuros hijos: cuidar y querer. Y con eso, sin saberlo, ya me estaba contestando.
Dimensión absoluta de la familia
La familia, para los gitanos, tiene una dimensión absoluta. La mayoría de familias con las que trabaja Estel quieren para sus hijos aquellas oportunidades a las que ellos no tuvieron acceso, aunque a veces cueste imaginarse algo que no has visto cerca. Izan, por ejemplo, sí tiene en quién inspirarse: su hermano mayor acaba de terminar el grado medio de mecánica y está trabajando.
Siempre hace falta que alguien que haga de punta de lanza para que los que vengan detrás puedan transitarlo con menos esfuerzo y más seguridad. Pero abrir camino, muchas veces, cuesta. Que se lo digan a Camarón cuando se topó de cara con el tradicionalismo al publicar su álbum La leyenda del tiempo. Transgredir es difícil. Confiar en esa transgresión es aún más difícil. El padre de Estel sufría por ver a su hija pequeña cruzar Barcelona en bus para ir desde su barrio hasta Pedralbes, donde estaba la universidad. Pero siempre creyó en ella y le dio alas, igual que hicieron sus docentes durante su etapa estudiantil, algo que ella agradece profundamente.
Conocer los retos desde dentro
La presencia de alguien como Estel en el sistema educativo es importantísima. Además de ser una gran profesional, formada, ha vivido desde dentro lo que es venir de un barrio segregado y conoce los retos a los que se enfrentan las familias gitanas, porque ella forma parte de la comunidad. La experiencia es un grado, por eso es imprescindible garantizar y promover el acceso a la universidad a gente que provenga de orígenes diversos, si no estamos condenados como sociedad a que solo las altas esferas ocupen lugares de poder, sin tener conocimiento en primera persona de las realidades de los márgenes. Y eso se hace confiando en los niños desde las aulas, desde casa y con el apoyo de entidades como Pere Closa.
Porque... ¿cómo sería el mundo si nadie como Estel fuese a la universidad solo por ser gitana? Por suerte, nunca lo sabremos. III