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Inma Trabal: “En el granel es posible ajustar tu compra a tu necesidad, sin necesidad de trucos'
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Inma Trabal: “En el granel es posible ajustar tu compra a tu necesidad, sin necesidad de trucos"

Por Lluis M Estruch
jueves 26 de junio de 2025, 13:00h

Inma Trabal es una tendera de Sant Boi activa y hasta feliz con su trabajo: el establecimiento ‘A Granel’ que despacha productos de proximidad -muchos de km 0- al peso, sin envasar. Está feliz porque el suyo ha sido un destino buscado, deseado, y esto la hace un poco especial, respecto a muchos. Trataremos de explicarlo.

Inma Trabal nace en 1970 en Santa Fe del Penedès, un pequeño municipio entonces con sólo 150 habitantes. Es una de cuatro hermanas, hijas de arrendatarios de viñas. En el Penedès, recordemos, se produjo el potente movimiento rabassarie. En este pueblito cercano a Vilafranca del Penedès (y que hoy ya cuenta con 360 habitantes) sus pobladores aún mantienen su municipio independiente y se resisten a la absorción vilafranquina.

En un pueblo donde los niños jugaban en la calle y en las viñas, existía una escuela unitaria de niños y niñas hasta los 14 años, que contaba con solo 15 alumnos, un privilegio educativo en una época de penurias generales. En las familias se practicaba la agricultura autosuficiente, (huerta, pocilga y animales de corral) con un gran contacto con la naturaleza, en la que los niños participaban como si fueran juegos en muchas tareas agropecuarias.

Nuestra protagonista, Inma, cursó la secundaria en el Instituto de Vilafranca y al acabarla optó por la carrera de Biblioteconomía y Documentación, unos estudios que se impartían en locales del CSIC y en el antiguo Hospital de la Santa Creu, ambos en el “Raval” de Barcelona.

¿Es cierto que el grado de Documentación, contra lo que se cree, es muy “empleable”?

Así es, en mis tiempos sin acabar el primer curso ya me ofrecían trabajos. Hay un prejuicio, tal vez por los cambios de titulación y del programa. Pero sí, te demandan para buenos empleos.

Acabados tus estudios por completo, ¿qué haces?

Saco plaza para la Biblioteca Torras i Bagés de Vilafranca. Cogeré allí una excedencia y probaré durante siete años una larga colaboración con el restaurante “la Garrofa” de Subirats. Tenía ya una necesidad mejorable de autonomía económica, dado que mis padres desde los 16 años me concedían el buen uso de mis ganancias en los trabajos diversos que hacía.

Da la impresión de que eres una persona muy activa, multifuncional incluso. ¿La biblioteca te convenía para siempre?

Mira, en mi amplia familia no se cuestionaba el trabajo de encargo familiar. Hacía falta, se decía, y se hacía. Y ocuparse de la viña, no es un trabajo fácil. Yo trataba por ello de casar mi sentimiento naturalista y pagés con la eclosión de los movimientos ecologistas del tipo “Integral” y “Vida sana” surgidos en las ciudades.

¿Seguías siendo bibliotecaria básicamente en materia laboral?

Sí, destinada en Sant Sadurní d’Anoia, con 24 años, me surgió un empleo en la Fundación Bertstelmannn en Alcudia (Mallorca). Allí tuve una gran experiencia laboral.

Tengamos en cuenta que esta empresa alemana era el popular “Círculo de lectores” de tanta influencia cultural en nuestro país. Tras esta etapa, inicié una gira por toda España para observar el turismo de las casas rurales. Me afinqué en Capolat, un pueblo que fluctúa entre 5 y 82 habitantes de la comarca del Berguedà. Allí tuve a mi hija y viendo la dureza del entorno decidí volver a las Bibliotecas. Con 31 años conseguí una plaza de “Auxiliar técnica” en la biblioteca Rubió i Balaguer de Sant Boi. Pronto se me ocurrió, junto con otros compañeros, presentarnos al Premio Teresa Rovira, que ganamos con el proyecto “De L' hort a la Biblioteca”, casando estos dos conceptos. Estuve 10 años.


Inquieta como eres, ¿qué se te ocurrió en la paz de la biblioteca?

Yo seguía añorando la naturaleza, el campo y sus productos. Acudía a la feria anual de Biocultura. Yo le daba vueltas a establecerme por mi cuenta en Barcelona. Y conocedores del tema, me indicaron que precisamente en Sant Boi aún no existía ninguna tienda a granel. Decidí exponerme. En 2015 abrí “Tot a granel” y hasta ahora.


Lo ecológico, es muy caro; y su calidad no siempre está en consonancia ¿por qué?

Nosotros vendemos productos de proximidad, muchos km 0, pero carecemos de certificaciones. Buscamos productos poco manipulados por la agroquímica. Existe la agricultura integrada, que cada vez usa menos productos de la mal llamada “revolución verde” por su coste, y que son derivados del petróleo. Buenas ofertas a precios razonables para que el gran público no se encare a precios abusivos.


¿Qué observas entre tus clientes?

Hemos logrado un público fiel y repetidor, aunque no hay que confiarse. Pero mi equipo y yo observamos que compran al menudeo (compran poco y varias veces). Se acabó la compra tipo gran superficie en coche, prefieren comprar evitando el desperdicio sobrante. La pesada del producto delante del cliente evita el fenómeno maligno de la “reduflación”, es decir, el truco de reducir peso en un empaquetado y mantener el precio, engañosamente, para que no se note la subida. Se hace y es legal. En el granel es posible ajustar tu compra a tu necesidad, sin necesidad de amaños. Somos un autoservicio que permite elegir, no como algunos paradistas que eligen ellos. Llegas a casa y tienes frutas defectuosas que el vendedor te ha impuesto.

Inma, de bibliotecaria a tendera a granel, todo un camino. Acaba de volver de un viaje a Albania y pronto se irá a Macedonia, ambos países marginales.

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