Esto aplica también a las naciones, cuyo interés particular no debe soslayar lo que es conveniente a la comunidad internacional. Como en el medio natural, se ha ido tan allá en la globalización de los mercados que es imposible volver atrás sin hacerse daño. Las cadenas de producción tienen componentes tan variados que, en su trazabilidad, no es realista invocar las esencias de lo patrio frente a lo extranjero. Esto lo ha aprendido por las malas la industria automotriz de Detroit, cuyas piezas van y vienen muchas veces entre Estados Unidos y México antes de convertirse en un coche del agrado del Tío Sam.
Entendernos, como individuos y como especie, no es una elección: es necesidad. ¿Recuerdan los eventos del llamado “Día de la Liberación”? La exótica política arancelaria de Donald Trump y su retórica nacionalista pretendían sumir en el desconcierto al mundo pero, aunque inicialmente hubo un notable desbarajuste, el resultado a medio plazo está siendo que viejos aliados norteamericanos están volviendo la mirada y el corazón hacia Oriente. Posiblemente, concluyan que ir por libre, castigando a rivales y a aliados indiscriminadamente, no parece haber sido un plan brillante. Sólo el tiempo lo dirá, pero conviene no obviar que romper y recomponer acuerdos tienen tiempos asimétricos, porque lo que se ha roto está más allá del dinero: la fe.
Esta situación planetaria me sugiere la idea de que, para arreglar lo que estamos dejando marchitarse en lo macro, primero debemos resituarnos en lo micro. Lo micro, en este caso, somos nosotros, ustedes y yo. Para esto, es imprescindible que prestigiemos las aportaciones individuales relacionadas con las artes. Les propongo que, tal como están haciendo las naciones occidentales en lo económico, pongamos en valor a nuestros vecinos de Oriente. En el presente artículo, con motivo de la celebración en Barcelona del 76º aniversario de la República Popular China, les presentaré a dos mujeres chinas que contribuyen a la solidez del diálogo fructífero entre nuestras culturas, Sarah Zhai Strauss y Jiayi Liang.
La primera de estas mujeres chinas es una artista consagrada, la célebre soprano Sarah Zhai Strauss, a quien he tenido el gusto de entrevistar en dos ocasiones: cuando representó a Cio-Cio-San (Madama Butterfly) en 2024 y, en abril de este mismo año, con motivo de su Mimí (La Bohème), ambas del maravilloso Giacomo Puccini.

Las primeras palabras de la soprano Sarah Zhai Strauss tras cantar en el Palau de la Música Catalana (La Bohème, Puccini) fueron en exclusiva para El Llobregat
Para Sarah Zhai Strauss no fue fácil entrar en el altamente competitivo mundo de la lírica en Europa, pues los rostros asiáticos no son muy populares en las óperas de Occidente. Su historia es una mezcolanza de talento natural y trabajo en la dirección adecuada, pues obtuvo un doctorado en Alemania, se impuso en diversos certámenes operísticos y, con esa base sólida, le llegó el apoyo de las leyendas Josep Carreras y Montserrat Caballé, dando lugar a una exitosa carrera como soprano.
En conversación con El Llobregat, Sarah Zhai Strauss nos compartió su gusto por los grandes escenarios catalanes, entre los que destacó el Palau de la Música Catalana. “(…) El Palau es patrimonio cultural de la humanidad. Atrae a entusiastas de la música clásica de todo el mundo, con su estilo arquitectónico único y la realización de conciertos que reflejan las características locales. (…) Poder presentar aquí una ópera clásica es una fiesta audiovisual para el público”.

La Bohème (Puccini) volvió a triunfar en Barcelona de la mano de Sarah Zhai Strauss
La soprano china, honrada de ser la heroína de La Bohème, interpretó el rol de Mimí con la actitud de estar interpretando su propia carrera artística, sin sucumbir al entorno ni al destino, insistiendo en desafiar su sueño artístico. No en vano, está en su mejor momento, el de la madurez vocal, con un repertorio amplio que abarca lieder, Puccini, Mozart, Handel, Vivaldi, Verdi… De hecho, aunque este cronista la vio como Mimí, también puede cantar el papel de Muzetta. Ahora bien, ¿cómo creen que se fragua la excelencia en la ópera? ¿Qué pensarían de quien, teniendo el sagrado don de hacer felices a las personas con el sonido de su voz, no se esforzase en buscar la perfección? Sarah Zhai Strauss tiene claro que no se puede caer en la complacencia y, sin dudarlo, es muy autoexigente. Vean lo que nos dijo sobre su (realmente portentosa) Mimí: “(…) Aunque el público elogió mucho mi actuación y los críticos dijeron que fue meticulosa en el detalle, al ser la primera vez que trabajaba con el tenor y haber tenido pocos ensayos, sentí que podría haberlo hecho mejor”.
La otra mujer china de la que quería hablarles es la pintora Jiayi Liang, quien está perfeccionando sus estudios en París de la mano de la prestigiosa Yang Shun. La joven artista presentó a finales de 2024, en la galería Sant Lluc És Dibuix, con presencia de la Cónsul Encargada de Asuntos Educativos del Consulado General de China en Barcelona, Yan Zhang, una colección de 14 pinturas digitales sobre las máscaras como símbolo, mediante Sleuth Procreate, cambiando la composición en un juego con tonos blancos, negros y rojos. En su exposición dio cabida también a seis dibujos hechos a mano, en los que se aprecia la técnica de acuarela para resaltar detalles y, mediante el color, dar cuerpo a las texturas. Se vislumbra en ella la influencia de Dalí, uno de sus pintores favoritos, a modo de equilibrio con sus reminiscencias de la pintura con tinta de la cultura China, hibridándose Este y Oeste con gran sensibilidad.

“Mask”, colección de Jiayi Liang
En declaraciones al Llobregat, Jiayi Liang nos dijo que, buscando una relación de opuestos con el negro, se decantó por la inocencia del rosa, aunque estuvo valorando la posibilidad de emplear una gama de azules. “(…) Quiero mostrar el contraste que las personas experimentan cuando tratan de esconderse tras una máscara invisible. Su rostro se ve rosado desde el exterior, pero el interior es oscuro”, nos compartió.

Jiayi Liang atendió a las preguntas de El Llobregat
En el caso de esta prometedora pintora me gustaría destacar la seriedad de su esfuerzo para pulir el talento: Jiayi Liang, además de ser conocida por su presente en el campo del modelaje internacional, toca el piano desde los cuatro años, es políglota (se expresa de forma nativa en chino mandarín, castellano, catalán, inglés y otras lenguas) y se desenvuelve con naturalidad en los eventos sociales.

Jiayi Liang obsequió una de sus obras al Consulado General de China en Barcelona, representado por la Cónsul Encargada de Asuntos Educativos, Yan Zhang
La cultura, como pueden constatar, no tiene miedo al mestizaje: atraviesa las distancias y el tiempo, apartando las brumas de la discordia en nuestro camino hacia la felicidad.
Por Jorge Aguadero Casado.