Madrid, Barcelona, Buenos Aires… y ahora Sant Boi. No importa la ciudad: el fitboxing se está extendiendo como un reguero de pólvora y arrasa entre quienes buscan un entrenamiento completo, intenso y, sobre todo, divertido. La prueba viviente de este novísimo fenómeno la tenemos en Sant Boi, donde 600 personas se han inscrito para disfrutar de una clase de prueba de esta modalidad en solo unos días como forma de dar la bienvenida al recién inaugurado gimnasio de la cadena Brooklyn fitboxing, el primero de este deporte y de esta franquicia que se instala en el municipio.

La novedosa disciplina, nacida en Madrid en 2014, que combina técnicas de boxeo sin contacto con ejercicios funcionales, se ha convertido en la nueva moda del fitness, un fenómeno que ya se percibe en las calles, gimnasios y redes sociales y que no para de acaparar nuevos adeptos. ¿El secreto?: “La diversión”, afirma Carlos Magretti, trainer en el gimnasio Brooklyn Fitboxing de Sant Boi. “En 47 minutos (lo que dura un entrenamiento) se trabaja todo el cuerpo, cardio, fuerza y coordinación. Son 47 minutos que llenan de energía positiva”, asegura Magretti. El entrenador de Sant Boi define la práctica como “un juego de rounds en una video-consola pero real”, nada de simuladores. En lugar de contacto “hay música y ritmo y se practica en grupo lo que lo hace todavía más atractivo, porque crea vínculos”, defiende Carlos Magretti.
Sacos con sensores y datos en tiempo real
En esencia (y según los entendidos), el fitboxing combina boxeo, kickboxing y muay thai con entrenamiento funcional. Las sesiones alternan series de golpes a sacos (dotados de unos sensores que captan la energía, la sincronización y la fuerza de cada golpe y que trasmiten los datos a una pantalla gigante donde el practicante puede comprobar su puntuación en cada ejercicio, las calorías quemadas y su evolución en tiempo real) con ejercicios de fuerza, resistencia y coordinación. Sentadillas, mancuernas, estiramientos… todo al unísono (veteranos y debutantes) y siempre al ritmo infernal del potente hilo musical, lo que convierte cada clase en un auténtico espectáculo de movimiento. Y el que gana cada uno de los ocho rounds del entrenamiento se lleva una medalla de oro simbólica, como en un campeonato.

No valen las excusas, el fitboxing se adapta a cualquier nivel físico, por lo que tanto principiantes como deportistas experimentados pueden disfrutarlo a tope y a la vez sin sentirse diferentes. Y protagonistas. Esta versatilidad es clave en su éxito. “Se puede practicar a partir de los 14 años en adelante y aunque el target principal (o los practicantes tipo) son deportistas de entre 20 y 40 años, hay grupos con personas de 50 a 60 años que funcionan igual de bien”, confirma Magretti. Lo que es innegable, a la par que diferenciador, es que esta práctica está atrayendo a un público joven y mayoritariamente femenino que ha abrazado esta novedosa modalidad atraída por un triple encanto: “Diversión, resultados y sensación de comunidad”, subraya el entrenador de Sant Boi.
Un ambiente que engancha
Pero más allá de la tecnología (que sorprende cuando se contacta con ella por primera vez), lo que realmente engancha es el ambiente: clases llenas de música, motivación y camaradería, donde cada golpe y cada movimiento se convierte en un impulso para superarse. “Cada entreno se individualizar y el trato es muy personal. Se forma como una gran familia, donde todos se conocen y se lo pasan bien mientras practican deporte y se ponen en forma”, confirma Carlos Magretti. Algo que difícilmente se consigue practicando fitness o musculación en solitario en un gimnasio convencional.
Los gimnasios Brooklyn están abiertos de 7.00 a 20.00 horas y los diferentes grupos se van alternando en las diferentes franjas horarias. La asistencia está abierta y se puede practicar tantos días como se quiera. El número de sesiones semanales depende del objetivo que se fije cada uno y el programa se consensúa con los entrenadores para que se adapte a cada persona, cada nivel y cada meta. “Hay quienes entrenan cinco o seis veces por semana o quienes hacen menos sesiones porque lo complementan con otros deportes”, explica el trainer samboyano. Como los ejercicios van cambiando cada dos semanas, el aburrimiento y la rutina están descartados.
Personas que nunca han golpeado un saco
Pese a lo que pudiera creerse no se necesita ser practicante de boxeo ni siquiera aficionado para volverse un adicto al fitboxing. “·La mayoría de la gente que se apunta a las clases nunca ha golpeado un saco”, aclara Magretti quien rompe con otro de los prejuicios sobre esta disciplina: “No tiene nada que ver con el boxeo y no es un deporte de defensa personal. Simplemente aprendes a golpear, nada más, porque no hay contacto más que con el saco”, precisa el entrenador.

El fitboxing nació en España en 2014 y desde entonces no ha parado de crecer. Sobre todo, a partir del fin del confinamiento del covid-19 en el año 2020. Cadenas como Brooklyn Fitboxing (pionera desde 2015) lideran la expansión con más de 260 centros en todo el mundo, proyectando llegar a los 275 antes de finalizar 2025. Solo en España, existen más de 50 gimnasios en Madrid y alrededor de una decena en Barcelona y expandiéndose hacia el entorno metropolitano.
Una disciplina seria con proyección internacional
El auge del fitboxing no se limita a los gimnasios. Como consecuencia de su explosivo éxito surgieron los Fitboxing World Games, donde equipos de todo el mundo compiten por el título. En 2024, el equipo asturiano "La Güestia" se coronó campeón mundial, superando a 64 equipos de países como Italia, Alemania, Francia, Portugal y Argentina. Este tipo de eventos, avalados por el Consejo Mundial de Boxeo, están consolidando esta práctica como una disciplina seria, competitiva y con gran proyección internacional, aunque parezca un juego.

Filosóficamente podría llegarse a la conclusión de que el fitboxing se ha convertido en una nueva forma de concebir el fitness: eficiente, divertida, inclusiva, tecnológica y sin parangón. No es casualidad que las franquicias de gimnasios como Brooklyn Fitboxing hayan crecido un 31% en 2024, reflejando el positivo cambio en la mentalidad de la sociedad actual, cada vez más consciente de los beneficios físicos y mentales que aporta a todo el mundo el ejercicio regular.
Los guantes y las vendas, de regalo
Descubrir si este deporte se ajusta a nuestro perfil o a nuestras necesidades es muy sencillo. Solo hay que apuntarse a una clase de prueba que cuesta 9.95 euros. Los guantes y las vendas corren por cuenta de la casa. Un regalo de bienvenida que consigue que, prácticamente todos (y aquí sí que es necesario decir “y todas”) los que se lo calzan, repitan y se suban a una ola que no para de crecer y crecer.