EDITORIAL
L’ Hospitalet tiene una deuda pendiente con el Samontà. Difícil de cuantificar, pero la tiene. Los cinco barrios que lo conforman –Pubilla Cases, La Florida, Les Planes, Collblanc y La Torrassa–, que emergieron como setas durante el desarrollismo franquista agotando sin orden ni concierto todo el suelo urbanizable, llevan demasiado tiempo en un involuntario e inmerecido segundo plano. Comprensible, en cierto modo, porque el Ayuntamiento de la ciudad se ha fijado durante este tiempo otras prioridades, todas ellas lícitas, justificadas y justificables . Y es que, al final, el presupuesto municipal no llega para todo y hay que tomar decisiones políticas, guste o no.