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ciencia ficcion

El Rey Arturo y las Tortugas Ninja están de vuelta para poner contra las cuerdas al magnate Elon Musk

07/09/2025@11:00:00
Este septiembre se reeditan obras icónicas del universo del cómic como "Camelot 3000", donde el rey Arturo y sus caballeros luchan contra una invasión extraterrestre, y "Tortugas Ninja: Regreso a Nueva York", que marca el regreso de los personajes con elogios. Además, Darryl Cunningham presenta "Elon Musk", un análisis crítico de la figura del controvertido oligarca estadounidense.

CITY LIGHTS

Realidad o simulación. La inquietante pregunta a la que Philip K. Dick nos obliga a enfrentarnos hoy

No me parece casual que la obra del escritor estadounidense Philip K. Dick haya cobrado nueva vigencia en los últimos años. Es cierto que su trabajo nunca ha dejado de formar parte de la conversación literaria desde que a principios de los sesenta El hombre en el castillo (1962) recibiese el Premio Hugo, pero la aceleración que ha experimentado la tecnología relativa a la inteligencia artificial y la realidad virtual en los últimos años, el hecho de que nuestras vidas se desarrollen cada vez más en territorio cibernético, ha devuelto la mirada de los lectores a las miles de páginas que escribió este maestro de la ciencia ficción. Y es que, aunque en ocasiones sus novelas gravitan alrededor de temas de aliento político como los mecanismos de control del Estado y las dinámicas de consumo capitalista, el interrogante fundamental que atraviesa los títulos más interesantes de su bibliografía tiene que ver con una preocupación de renovada contemporaneidad: ¿Qué es la realidad?
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¿Menos trabajo o Ciencia Ficción? La semana de cuatro días en clave realista

Isaac Asimov nos hizo imaginar un mundo donde los robots realizaban la mayor parte de los trabajos. Es una utopía moderna en la que máquinas trabajen por nosotros, y nosotros podamos dedicar nuestro tiempo a otras actividades más placenteras. Sin embargo, en nuestro mundo, donde la automatización aún no ha alcanzado esos niveles y la productividad sigue dependiendo de personas y no de robots, reducir la jornada laboral exige, como mínimo, cautela.