Ni la causa ni el seguimiento han sido masivos, pero el efecto ha sido demoledor: apenas un centenar de huelguistas han logrado colapsar este miércoles los accesos a Barcelona desde el Baix Llobregat, convirtiendo las autopistas en una ratonera kilométrica, castigando especialmente a viales como la C-32 que ya sufren atascos endémicos como consecuencia de las obras de construcción de la autovía B-25. Los conductores atrapados se han mostrado indignados porque la primera huelga general en más de una década no tenga nada que ver con los trabajadores y se haya convertido más en un episodio de caos viarios que en una auténtica protesta social.
Solo un centenar de huelguistas organizados en piquetes han sido suficientes para convertir los accesos a Barcelona desde el Baix Llobregat (autopistas C-32, C-32 y A-2, principalmente) en una ratonera de difícil escapatoria durante la mañana de este miércoles. El insólito paro general convocado por sindicatos minoritarios -Confederación General del Trabajo (CGT), junto con Solidaridad Obrera, Alternativa Sindical de Clase (ASC) y la Confederación Intersindical- en apoyo, a destiempo, de una Palestina donde ya se ha firmado un acuerdo de paz, no ha tenido gran repercusión en los puestos de trabajo del territorio pero sí en el tráfico. Los cortes sindicales de vías tan básicas como la Ronda Litoral (a la altura del Port de Barcelona) o la A-2 (en Sant Vicenç dels Horts), entre otros, han provocado un efecto dominó que se ha trasladado a grandes arterias de acceso como la C-32, agravando los insufribles atascos diarios de más de 10 kilómetros que sufre este vial entre Castelldefels y Cornellà como consecuencia de las obras de la B-25, en Sant Boi.
Pese a que el seguimiento de la huelga general está siendo minoritario, según las fuentes consultadas, los accesos a la ciudad condal sí que están sufriendo las consecuencias y con contundencia. Desde primera hora de la mañana hay retenciones muy importantes, demás de 15 kilómetros, en dirección a Barcelona en la A-2 desde Sant Andreu de la Barca –ocasionadas por los piquetes de Sant Vicenç. En este punto, los Mosssos d’Esquadra están desviando el tráfico a la B-23. También hay largas colas en la C-32 desde el límite entre Gavà y Castelldefels; en la C-31 (desde El Prat), en la C-31c (desde Sant Boi) y en la B-23, desde El Papiol, según ha informado a las 10.00 horas el Servei Català de Trànsit (SCT).
Indignación entre los conductores atrapados
La indignación entre los conductores que acceden en sus vehículos particulares a sus centros de trabajo está siendo la tónica dominante durante las primeras horas del paro. El principal motivo de queja de los automovilistas atrapados –además del inevitable caos- es que no se haya convocado una huelga desde hace casi 13 años (concretamente desde el 14 de noviembre de 2012) y que cuando se convoca sea por motivos peregrinos que nada tienen que ver con los problemas de la clase trabajadora. “Es una vergüenza que la primera huelga general desde que Pedro Sánchez está en el Gobierno no sea por la crisis de vivienda, la inseguridad, la corrupción o el paro juvenil sino por una guerra que nos pilla muy lejos y cuya paz ya se ha firmado. Es de locos que estemos atrapados por una huelga desconectada de los problemas reales de los ciudadanos”, se ha quejado un conductor atrapado en la C-32 a El Llobregat. Las críticas también han saturado las redes sociales.
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