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LA CONTRACRÓNICA

De Vallecas a Bellvitge el día después: ¿Quién tomará el relevo de la reivindicación vecinal?

De Vallecas a Bellvitge el día después: ¿Quién tomará el relevo de la reivindicación vecinal?

sábado 04 de octubre de 2025, 16:00h
La ciudad de los quince minutos es el modelo de urbe que propone Carlos Moreno, investigador y experto en temas urbanos, además de asesor de la alcaldesa de París. En una reciente visita a Barcelona, en el marco de una jornada de debate organizada por la Diputación de Barcelona, Moreno ha insistido en su teoría. Se trata de configurar una trama urbana en la que todo esté al alcance de la mano del ciudadano: escuelas, ambulatorios, comercios, trabajo… El objetivo es el de desplegar ciudades con diversos centros alrededor de los cuales pivotan todos los servicios. Y evitar al máximo la movilidad en coche privado. Ir a trabajar en quince minutos, llevar al peque al cole en quince minutos, trasladarse a comprar en quince minutos. En definitiva, la teoría de Moreno aboga por realizar todas estas tareas cotidianas andando o en transporte público.

Es curioso, pero los vecinos del barrio de Bellvitge, como los de tantos otros barrios metropolitanos, llegaron a la misma conclusión hace seis décadas. Sin el fundamento teórico y científico que aportan datos y evidencias, los vecinos de los años 60 y 70 del siglo pasado en este barrio de L’Hospitalet ya lo sabían. Era necesario construir ambulatorios, escuelas, y alcantarillado; proyectar una línea de bus, tejer una corazón comercial en la tierra yerma de este barrio de la segunda ciudad de Cataluña. Todo ello dentro de las fronteras de la barriada, cerca de todo, al alcance de los vecinos. Sin más demora, se pusieron manos a la obra. Como explica el periodista Juanjo Caballero, aquella gente que llegó a los barrios del cinturón barcelonés durante la segunda mitad del siglo XX construyó “con sus propias manos” el Estado del Bienestar: “La administración de entonces no llegaba a nada y ellos construyeron escuelas, alcantarillado… literalmente”.

Bellvitge es el Vallecas de Barcelona. El barrio que conocen los de fuera de Cataluña, de la misma manera que los catalanes conocemos Vallecas aunque no hayamos puesto un pie allí en nuestra vida. Y del mismo modo que Vallecas, Bellvitge es un símbolo. Sintetiza las decenas de barrios que se crearon y ensancharon sus costuras como consecuencia de los años del desarrollismo económico y la llegada masiva de ciudadanos de otros puntos de España. Y este 2025 este hito ha cumplido 60 años. La estela de celebraciones se extiende a otros barrios metropolitanos. Por ejemplo, el de Marianao-Poblet, en Sant Boi, que cobija a un tercio de la población de este municipio del Baix Llobregat, está preparando para el 2026 la conmemoración de los 50 años de la asociación de vecinos.

El relato de 'Las hijas de la fábrica'

Existe un relato sociológico compartido por muchos barrios de las ciudades del entorno de Barcelona. El periodista Raúl Montilla en su última novela, Las hijas de la fábrica, sitúa en Cornellà esa historia colectiva: la de la migración de la segunda mitad del siglo XX, del campo a la ciudad; la capital catalana como tierra de oportunidades; la doble identidad; el trabajo arduo e incansable para construir un futuro mejor para tu prole… Sitúa la narración en Cornellà, pero la hace extensiva y reconocible para cualquier familia catalana actual con raíces en cualquier pueblo de Andalucía o Extremadura. Tan reconocible y compartida es esa historia pasada, como el presente. El psiquiatra de un centro de atención a la salud mental de Santa Coloma de Gramenet asegura a El Llobregat que la presión asistencial y falta de recursos sanitarios es muy similar en toda el área metropolitana barcelonesa. “Los profesionales nos enfrentamos a los mismos problemas”, asegura. “Ciudades del Baix Llobregat o el Barcelonès…qué más da… Es todo muy parecido. Una parte de la población se enfrenta a la misma ansiedad por los problemas de siempre: vivienda, trabajo…”.

Nada es igual, pero a veces las cosas se parecen. Bellvitge, como todos los otros barrios, ha vuelto a ser puerta de entrada de inmigrantes -esta vez de otros países-, la sanidad necesita un reset, la educación más de lo mismo. La vivienda se ha convertido en el gran tema de conversación pública. Pero, después de 60 años, ¿quién tomará el relevo de la reivindicación vecinal en Bellvitge o en cualquier otro barrio hermano? III

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