LA CONTRACRÓNICA
06/09/2025@16:00:00
El día a día en mi bloque de vecinos (en Sant Boi) se asemeja por momentos a un capítulo de la serie televisiva Aquí no hay quien viva, ese relato de ficción surrealista y absurdo sobre la vida en comunidad. Y todo es culpa de las palomas, con ese molesto zureo que emiten, entre otras torturas. “Las palomas son descaradas”, advierte la trabajadora de una empresa antiplagas. “Sus excrementos son corrosivos, afectan a la fachada, a los coches, transmiten enfermedades”. Y además provoca enfados entre el vecindario.